En 2022, el panorama del consumo eléctrico en Líbano mostró una fuerte dependencia de los combustibles fósiles, con más del 86% de la electricidad proveniente de estas fuentes. En contraste, la electricidad baja en carbono representaba apenas un poco más del 9% del total. La energía hidroeléctrica y la solar contribuyeron con un 5.8% y un 2.9%, respectivamente. Este perfil refleja una necesidad crítica de diversificar las fuentes de energía para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, que son conocidos por su impacto negativo sobre el medio ambiente, incluyendo el cambio climático y la contaminación del aire. Las importaciones netas también jugaron un papel, representando un 4.3% del consumo eléctrico.
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, Líbano puede aprender de las experiencias exitosas de otros países que han avanzado en el uso de energía limpia. Por ejemplo, Francia y Eslovaquia han logrado una alta proporción de generación eléctrica a través de energía nuclear, con un 67% y un 60%, respectivamente. Además, países como Dinamarca e Irlanda han explotado eficazmente el potencial de la energía eólica, alcanzando más del 60% y un 34% de su generación eléctrica a partir de esta fuente. Líbano, similar en ciertos aspectos a las condiciones geográficas y de recursos de Grecia, podría también expandir su capacidad solar, siguiendo el ejemplo griego que produce un 22% de su electricidad con energía solar. Apostar por el desarrollo de infraestructura nuclear, así como por instalaciones eólicas y solares, puede ser una estrategia viable para seguir avanzando hacia un mix energético más limpio y sostenible.
El desarrollo histórico de la electricidad baja en carbono en Líbano ha sido fluctuante, particularmente en lo que se refiere a la energía hidroeléctrica. Durante los años 80 y 90, se observaron cambios menores, con ligeros aumentos y descensos, reflejando un escenario de oscilación sin un crecimiento sostenido. Sin embargo, a partir de 2002, el país experimentó algunas mejoras significativas en generación hidroeléctrica, aunque no exentas de caídas notables como la de 2014 con una disminución de 1 TWh. En años más recientes, como en 2021, hubo pequeños desarrollos en energía solar, con un aumento de 0.2 TWh. Estos esfuerzos iniciales sugieren un potencial sin explotar para aumentar la proporción de electricidad baja en carbono en el mix energético del país, brindando así oportunidades para mejorar la independencia energética y avanzar en metas ambientales.