En 2022, el estado de consumo de electricidad en Honduras mostró un compromiso significativo hacia la generación de electricidad baja en carbono. Más de la mitad de la electricidad provino de fuentes limpias, con aproximadamente el 62% del suministro de energía del país siendo bajo en carbono. Dentro de estas fuentes, la energía hidroeléctrica representó casi un tercio del total, mientras que la solar contribuyó con cerca del 10% y la energía eólica con poco más del 6%. Por otro lado, los combustibles fósiles representaron una participación significativa, alcanzando aproximadamente el 36%, mostrando que aún hay espacio para una reducción en el uso de energías no limpias en beneficio del medio ambiente y la salud pública.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Honduras podría aprender de experiencias exitosas en otros países. Un buen ejemplo es Uruguay, donde la energía eólica representa un tercio del suministro de electricidad. Este enfoque en la energía eólica podría ser particularmente aplicable para Honduras dado su potencial eólico no explotado. Además, la integración de energía nuclear, como se observa en países como Eslovaquia y Francia, podría ofrecer una fuente confiable y continua de electricidad limpia. El despliegue estratégico de energía solar, como se ha visto en Chile, que genera más de una quinta parte de su electricidad a través de esta fuente, podría también ser una vía prometedora para Honduras, considerando su ubicación geográfica favorable para la producción solar.
Examinando el desarrollo histórico de la generación de electricidad baja en carbono en Honduras, la energía hidroeléctrica ha sido tradicionalmente la mayor contribuyente, aunque ha visto fluctuaciones a lo largo de los años. En las décadas de los 80 y 90, hubo un crecimiento modesto en la capacidad hidroeléctrica, a pesar de los descensos eventuales en 1994 y 2001. A partir de la década de 2000, la introducción de biocombustibles y una mayor inversión en energía hidroeléctrica impulsaron la producción de electricidad baja en carbono. Especialmente notables fueron los incrementos significativos en capacidad hidroeléctrica en 2017 y 2021, así como el desarrollo de la energía solar y eólica en años recientes. Estos esfuerzos subrayan un compromiso constante hacia el crecimiento de una matriz energética más limpia y sostenible en el país.