En el período de septiembre de 2023 a agosto de 2024, el consumo de electricidad en Australia revela una notable dependencia de los combustibles fósiles. Más de la mitad de la electricidad proviene de fuentes fósiles, con el carbón representando la mayor parte, aproximadamente el 46%. El gas también contribuye de manera significativa con alrededor del 15%, mientras que el petróleo casi no tiene impacto con poco más del 1%. Por otro lado, la generación de electricidad baja en carbono constituye un 37%, donde la energía solar lidera con casi el 19%, seguida por la energía eólica con cerca del 12% y la hidroeléctrica con un poco más del 5%.
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, Australia puede ampliar sus tecnologías existentes de energía eólica y solar, ya que han demostrado ser efectivas en el país. Mirando ejemplos exitosos, Dinamarca genera un 61% de su electricidad mediante energía eólica, lo que indica que una expansión similar podría beneficiar a Australia. Además, la construcción de infraestructura nuclear podría ser una solución poderosa y sostenible, dada la alta participación de la energía nuclear en países como Francia y Eslovaquia, donde más del 60% de su electricidad proviene de esta fuente limpia. Un enfoque combinado, revisando políticas y tecnologías de países líderes en energía baja en carbono, podría situar a Australia en el camino correcto hacia un futuro energético más limpio.
La historia de la electricidad baja en carbono en Australia muestra tendencias fluctuantes, principalmente en la energía hidroeléctrica. En el año 1980, hubo un descenso notorio de -2.4 TWh en generación hidroeléctrica. La década del 2010 y principios del 2020 destaca un crecimiento considerable en la energía solar y eólica. Especialmente desde el 2018, hemos visto incrementos sustanciales; por ejemplo, la energía solar aumentó en 3.4 TWh en 2018 y llegó a un crecimiento de 7.5 TWh en 2023. La energía eólica también experimentó aumentos significativos, como 4.2 TWh en 2021. Este patrón de incremento en energías limpias subraya el potencial continuo de Australia para reducir su dependencia de los combustibles fósiles y avanzar hacia una mezcla energética más verde.