En 2024, el consumo de electricidad en Turquía muestra una división bastante equilibrada entre fuentes de energía. Más de la mitad de la electricidad proviene de combustibles fósiles, específicamente el 54%. Dentro de este grupo, el carbón y el gas son los principales contribuyentes con un 35% y un 19% respectivamente. En contraste, casi el 46% de la electricidad es generada por fuentes bajas en carbono, lo que refleja un esfuerzo significativo hacia una producción de energía más limpia. La energía hidroeléctrica destaca como la fuente baja en carbono más utilizada, contribuyendo con casi un 22%. Le sigue la energía eólica con cerca del 11% y la solar con aproximadamente el 8%. Geotérmica y biocombustibles tienen una presencia menor pero contribuyen al mix energético verde de Turquía.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Turquía podría enfocarse en la expansión de la energía eólica, ya que esta tecnología ya es una fuente significativa en el país. Aprender de países como Dinamarca, donde la energía eólica representa un impresionante 52% del suministro eléctrico, podría ofrecer estrategias y prácticas eficientes para Turquía. Además, la adopción de tecnologías nucleares, como se ha observado en países con similitudes socioeconómicas y geográficas como Bulgaria y Ucrania, donde la nuclear representa el 42% y el 55% respectivamente, podría ser una manera efectiva de fortalecer su infraestructura energética limpia.
La historia de la electricidad baja en carbono en Turquía ha estado marcada por fluctuaciones en la energía hidroeléctrica. Durante los años 80, hubo variaciones considerables con incrementos en 1987 y 1988, y una disminución significativa en 1989. En los años siguientes, se observaron patrones similares: mientras que 2002 y 2010 mostraron un incremento notable, otros años, como 2010 y 2021, registraron importantes reducciones. Sin embargo, a partir de la década de 2010, ha habido una adaptación incrementada de otras fuentes de energía baja en carbono, especialmente solar, que experimentó un crecimiento de 7.3 TWh en 2024. Esta diversificación podría ayudar a Turquía a reducir su dependencia del carbón, alentando un futuro energético más sostenible y menos contaminante.