En Turquía, durante el período de agosto de 2023 a julio de 2024, la generación de electricidad está dominada por los combustibles fósiles y las fuentes de electricidad baja en carbono. Más de la mitad de la electricidad proviene de combustibles fósiles, específicamente un 52.54%, con el carbón representando casi un 34% y el gas más del 18%. La electricidad baja en carbono, que incluye a la energía hidroeléctrica, eólica, solar, geotérmica y biocombustibles, constituye el 46.45% del total. De estas fuentes, la energía hidroeléctrica aporta un poquito más del 22%, seguida por la eólica con un 11%, la solar con casi un 8%, la geotérmica con casi el 3%, y los biocombustibles también con casi el 3%.
Para que Turquía aumente su generación de electricidad baja en carbono, sería conveniente expandir sus tecnologías eólicas y solares existentes. La energía eólica ya representa un porcentaje significativo y su expansión podría aprender del éxito de Dinamarca, donde el 61% de su electricidad proviene del viento. Asimismo, es crucial observar las estrategias de países como Grecia y Chile, que también tienen una alta proporción de energía solar, con el 22% y 21% respectivamente. Además, Turquía debería considerar seriamente la expansión de la energía nuclear, tomando ejemplo de países como Francia, que genera un 67% de su electricidad a partir de energía nuclear, o Eslovaquia y Ucrania con un 60% y 55%, respectivamente. La energía nuclear no solo es una fuente confiable de electricidad baja en carbono, sino que también proporciona estabilidad y puede complementar muy bien a las fuentes intermitentes como la eólica y solar.
La historia de la electricidad baja en carbono en Turquía muestra altibajos notables, especialmente en lo que respecta a la energía hidroeléctrica. En la década de 1980, se vieron aumentos significativos, como en 1987 y 1988, con aumentos de 6.7 y 10.3 TWh respectivamente, seguidos por una caída en 1989 de 11 TWh. En la siguiente década, la situación fue similar, con fluctuaciones como un aumento de 7.4 TWh en 1993 y una caída de 7.6 TWh en 1999. Desde el 2000 en adelante, se observan picos notables en 2010 y 2015, con aumentos de 15.8 y 26.5 TWh respectivamente, aunque también hay descensos considerables, como en 2014 con una disminución de 18.8 TWh. En los últimos años, dese 2022 a 2024, hemos visto una mejora moderada en la energía hidroeléctrica y un aumento significativo de la energía solar, añadiendo 6.7 TWh en el último año. Esto demuestra tanto el potencial como la importancia de seguir invirtiendo en electricidad baja en carbono.