En el año 2022, el consumo de electricidad en Aruba está dominado por los combustibles fósiles, que representan más del 84% de la generación eléctrica. Solo un 15% de la electricidad proviene de tecnologías de baja emisión de carbono. De estas, la mayor parte proviene de la energía eólica, que contribuye con más del 14%, mientras que la energía solar representa un escaso 1%. Esta predominancia de los combustibles fósiles resulta preocupante debido a los impactos negativos que tienen en el cambio climático y la contaminación del aire.
Para que Aruba incrementara la generación de electricidad baja en carbono, puede enfocarse en expandir las tecnologías ya existentes y exitosas en la isla. En concreto, la energía eólica, que ya tiene una presencia significativa, podría ampliarse aún más. Tomando lecciones de países como Dinamarca, que genera más de la mitad de su electricidad a partir del viento, Aruba podría aspirar a un aumento considerable en este sector. Además, aprender de las experiencias de países similares puede ser útil; por ejemplo, Uruguay genera un 35% de su electricidad a partir de la energía eólica, una cifra inspiradora y alcanzable para Aruba.
La historia de la electricidad baja en carbono en Aruba muestra un crecimiento gradual en tecnología eólica a partir de 2009, aunque con incrementos menores. En 2010, hubo un destacado aumento de 0.1 TWh en generación eólica, pero los años siguientes no mostraron cambios significativos. La implantación de la energía solar comenzó en 2014, sin cambios sustanciales en los años posteriores hasta el 2020, donde tanto la energía eólica como la solar no sufrieron aumentos. Este estancamiento reciente sugiere que existe un gran potencial sin explotar, lo cual debería abordar Aruba mediante políticas y inversiones que impulsen el crecimiento sostenible en estas tecnologías limpias.