En 2022, el consumo de electricidad en Turkmenistán estuvo prácticamente dominado por el uso de combustibles fósiles, representando casi la totalidad del consumo con un asombroso 99.97%. Esto significa que el sector de electricidad baja en carbono es prácticamente inexistente en el país. La dependencia de una fuente tan alta de emisiones de carbono es alarmante, dado que incrementa su huella de carbono y contribuye significativamente al cambio climático y a la contaminación del aire. El desarrollo de fuentes limpias de electricidad es esencial para promover la sostenibilidad y reducir el impacto ambiental en el país.
Turkmenistán puede mirar hacia países exitosos en la implementación de electricidad baja en carbono. Ejemplos como Francia, donde dos tercios de la electricidad provienen de energía nuclear, resaltan la importancia y viabilidad de esta fuente de energía. Además, Dinamarca destaca como un líder en energía eólica, proporcionando más del 60% de su electricidad de esta manera. Países cercanos a Turkmenistán, como Armenia, demuestran que es posible generar alrededor de un tercio de la electricidad de fuentes nucleares. Tomar inspiración de estos países podría impulsar a Turkmenistán a diversificar su matriz energética e introducir fuentes limpias como la nuclear, eólica y solar.
Sin embargo, el historial de generación de electricidad baja en carbono en Turkmenistán muestra una inactividad notable en cuanto al desarrollo de estas fuentes. Desde 1992 hasta 2021, la generación de energía hidroeléctrica y solar fue nula, sin ningún aumento en la capacidad instalada o en la producción de electricidad de baja emisión de carbono. Esta falta de progreso en el sector es preocupante y subraya la necesidad urgente de desarrollar políticas energéticas que promuevan la inversión en infraestructura de electricidad limpia, fomenten la innovación tecnológica y aseguren una transición hacia un futuro energético más sostenible.