Actualmente, Suiza se destaca como un modelo en la generación de electricidad limpia, ya que obtiene el 100% de su electricidad a partir de fuentes bajas en carbono. Casi la mitad, un 48%, proviene de la energía hidroeléctrica, mientras que la energía nuclear representa el 44% del suministro eléctrico. Un pequeño pero importante 8% es generado mediante energía solar. Este logro no solo posiciona a Suiza como líder en sostenibilidad, sino que también la convierte en un importante exportador neto de electricidad, ayudando a sus vecinos a reducir sus emisiones. El siguiente desafío para Suiza es electrificar otros sectores como el transporte, la calefacción y la industria, lo que requerirá un incremento significativo en la generación de electricidad.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Suiza podría considerar la expansión de sus instalaciones nucleares actuales. Dada la significativa contribución de la energía nuclear al mix eléctrico del país, extender estas capacidades permitiría satisfacer una demanda creciente de electricidad sin aumentar las emisiones de carbono. Además, continuar con la inversión en tecnología solar y explorar la incorporación de energía eólica podría diversificar aún más el mix de generación, asegurando un suministro energético limpio y sostenible para el futuro.
El historial de producción de electricidad baja en carbono en Suiza refleja varias fluctuaciones a lo largo de las décadas. En los años 1980, hubo un significativo incremento en la generación nuclear, especialmente en 1985 con un aumento de 4,1 TWh. Sin embargo, el periodo reciente ha visto algunos declives en la generación hidroeléctrica, como el registrado en 2023/2024 con una caída de 13,6 TWh. Estos altibajos subrayan la importancia de mantener y optimizar las infraestructuras existentes mientras se exploran nuevas oportunidades, como la ampliación de la capacidad nuclear, para asegurar un suministro estable y sostenible de electricidad limpia. Cabe destacar que las reducciones anteriores en la capacidad nuclear en años como 2015 y 2021 no deberían repetirse, ya que una reducción en la producción nuclear podría poner en riesgo el compromiso del país con la energía baja en carbono.