Suiza ha logrado un impresionante hito al obtener el 100% de su electricidad de fuentes bajas en carbono en el período de octubre de 2023 a septiembre de 2024. Más de la mitad de esta electricidad proviene de la energía hidroeléctrica, que representa aproximadamente el 47% del total, mientras que la energía nuclear contribuye con cerca del 44%, consolidándose como un pilar esencial. La energía solar también desempeña un papel clave, proporcionando un poco más del 8%. Además, Suiza se destaca como un importante exportador neto de electricidad, ayudando a los países vecinos a reducir sus emisiones. El siguiente desafío para Suiza es electrificar sectores como el transporte, la calefacción y la industria, lo que requerirá un aumento significativo de su producción eléctrica.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Suiza podría considerar la expansión de sus instalaciones nucleares existentes. Dado que la energía nuclear ya suministra una considerable cantidad de electricidad limpia, incrementar su capacidad podría ser una manera eficaz y confiable de satisfacer la demanda de electricidad adicional necesaria para la electrificación de sectores no energéticos. Paralelamente, se podrían impulsar más proyectos solares, dado que esta tecnología también ha demostrado ser efectiva y tiene un potencial considerable para expansión.
La historia de la electricidad baja en carbono en Suiza revela diversos cambios significativos a lo largo de las décadas. En la década de los 80, una notable fluctuación se observó con la energía hidroeléctrica, que disminuyó en 1984 y 1989 por valores aproximados de 5 y 6 TWh respectivamente. En ese mismo período, el año 1985 vio una importante subida en la generación nuclear de 4.1 TWh. En los años 90, la energía hidroeléctrica mostró altibajos con caídas en 1995 y 1996, seguidas de incrementos en 1997 y 1999. La década de los 2000 también fue testigo de variaciones, incluyendo un aumento de generación nuclear en 2006 y de hidroeléctrica en 2007. Más recientemente, la energía nuclear tuvo fluctuaciones significativas, como un decremento en 2015 seguido por aumentos en 2018 y 2022. Si bien la energía hidroeléctrica ha visto ciertas caídas, como en 2022, también ha registrado incrementos puntuales como en 2023. Estas variaciones resaltan la importancia de mantener una infraestructura adaptable y robusta de energía baja en carbono para satisfacer las necesidades energéticas del país.