En 2024, la situación del consumo de electricidad en Moldavia refleja una fuerte dependencia de los combustibles fósiles, que representan más de dos tercios del total, con el gas como el principal contribuyente a esta categoría. Las importaciones netas contribuyen a casi una quinta parte de la demanda eléctrica, mientras que la generación de electricidad baja en carbono, que incluye energía hidroeléctrica, eólica y solar, compone solo alrededor de una décima parte de la electricidad utilizada. La energía hidroeléctrica, la eólica y la solar tienen participaciones relativamente pequeñas, cada una aportando cifras ligeramente superiores al dos por ciento. Es crucial que Moldavia considere reducir su dependencia de los combustibles fósiles debido a los impactos negativos en el medio ambiente y aproveche fuentes más limpias y sostenibles.
Moldavia puede aprender de países exitosos para aumentar la generación de electricidad baja en carbono. Por ejemplo, Francia, Eslovaquia y Ucrania han logrado integrar la energía nuclear de manera destacada, compitiendo con casi dos tercios de su electricidad proveniente de esta fuente limpia y eficiente. Además, países cercanos a Moldavia, como Bulgaria y Hungría, muestran que la energía nuclear es una opción viable para diversificar y fortalecer su matriz energética baja en carbono. La implementación de energía eólica ha sido exitosa en Dinamarca e Irlanda, demostrando que las potentes inversiones en estas tecnologías pueden resultar beneficiosas. Al seguir estos modelos, Moldavia podría considerar una inversión significativa en infraestructura nuclear y en expansión de energías eólicas y solares para lograr un mix energético más limpio.
La historia de la electricidad baja en carbono en Moldavia ha sido intermitente y sujeta a fluctuaciones. En la década de 1990, la generación de energía hidroeléctrica mostró pequeños cambios, con aumentos y disminuciones modestos. A partir del 2010, la producción de energía hidroeléctrica permaneció relativamente estable con aumentos esporádicos, pero sin una tendencia de crecimiento sostenido. Más recientemente, en 2022 se observó un ligero incremento en la energía eólica y en 2024, una pequeña adición en la energía solar sugirió un intento de diversificación. Sin embargo, estos aumentos son pasos iniciales, y Moldavia enfrentará un camino hacia la adopción de fuentes bajas en carbono si desea verdaderamente reducir su dependencia de los combustibles fósiles y lograr una matriz energética más verde y sostenible.