En Qatar, durante los últimos 12 meses, desde agosto de 2023 hasta julio de 2024, el consumo de electricidad ha dependido completamente de los combustibles fósiles, específicamente del gas. Esto significa que toda la electricidad del país proviene de fuentes fósiles, sin contribución alguna de energías limpias como la nuclear, eólica o solar. En un contexto donde el cambio hacia fuentes de energía más limpias es crucial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y combatir el cambio climático, Qatar está ayudando casi exclusivamente al agotamiento de combustibles fósiles.
Para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y avanzar hacia una generación de electricidad más baja en carbono, Qatar puede aprender de países exitosos en la integración de energías limpias. Francia, por ejemplo, genera más del 60% de su electricidad mediante energía nuclear, mientras que Dinamarca produce casi el 60% mediante la energía eólica. La cercanía geográfica y cultural del país a los Emiratos Árabes Unidos ofrece también una pauta interesante, pues esta nación ya genera un 20% de su electricidad a través de energía nuclear. Qatar podría beneficiarse de estas experiencias, particularmente reforzando inversiones en energías nuclear, eólica y solar, aprovechando su vasto potencial tanto para la energía solar directa debido a su clima desértico, como para futuras iniciativas nucleares.
Históricamente, en Qatar, el desarrollo de electricidad baja en carbono ha sido prácticamente inexistente. Desde 2011 hasta 2021, la contribución de biocombustibles y solar a la generación de electricidad ha sido nula, con excepciones menores como la aparición de 0.1 TWh de biocombustibles en 2013. Para un país que todavía depende al 100% de combustibles fósiles, este historial limitado subraya la oportunidad, y quizás la necesidad urgente, de explorar seriamente una expansión en el campo de energías limpias, particularmente aquellas con un gran potencial de escalabilidad y efectividad como la nuclear y la energía eólica. La transición ayudará a garantizar una oferta de energía más sostenible y respetuosa con el medio ambiente en las próximas décadas.