En el año 2024, el consumo de electricidad en Qatar se apoya casi exclusivamente en combustibles fósiles, ya que más del 99% de la electricidad proviene del gas natural. Esto indica que el país depende casi enteramente de fuentes de energía que no son amigables con el medio ambiente y que contribuyen al cambio climático y a la contaminación del aire. En cuanto a la electricidad baja en carbono, su presencia es prácticamente inexistente en la matriz energética del país. La tendencia actual sugiere que hay una necesidad urgente de diversificar las fuentes de energía para incluir alternativas más limpias y sostenibles, como la nuclear, eólica y solar, para reducir el impacto ambiental negativo asociado con esta dependencia de los combustibles fósiles.
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, Qatar podría aprender de países que han implementado con éxito estas tecnologías. Dado que la energía nuclear es prominente en países como Francia, que genera más de dos tercios de su electricidad con nuclear, y la región del Medio Oriente también ha incursionado en nuclear, como los Emiratos Árabes Unidos con un 20%, Qatar podría considerar el desarrollo de su infraestructura nuclear. Paralelamente, también podría explorar la energía solar, especialmente viendo el ejemplo de Líbano, donde casi un tercio de la electricidad proviene de fuentes solares. La geografía y el clima de Qatar son propicios para aprovechar tanto la energía solar como la eólica, tal como lo han hecho otros países con condiciones similares, aumentando así su porción de energía limpia.
Históricamente, Qatar ha mostrado un crecimiento limitado en la generación de electricidad baja en carbono. Desde 2011, ha habido intentos con biocombustibles, mencionados por primera vez en 2013 con un aumento mínimo de 0.1 TWh, pero la contribución significativa de otras fuentes de electricidad limpia como la solar ha sido inexistente a lo largo de estos años. No se registraron avances en el uso de la energía solar desde 2011 hasta 2022, lo que indica una falta de inversión y desarrollo en estas áreas. Este foco casi exclusivo en los combustibles fósiles no sólo afecta al medio ambiente, sino que también pone al país en desventaja en términos de sostenibilidad energética a largo plazo. La expansión de la infraestructura para energía nuclear, solar y eólica podría transformar esta situación, alineando a Qatar con la tendencia global hacia las energías bajas en carbono.