En 2022, el consumo de electricidad en las Islas Vírgenes de Estados Unidos estuvo ampliamente dominado por los combustibles fósiles, representando más del 97% del total. La energía solar, la única fuente de electricidad baja en carbono en la región, aportó aproximadamente un 3%. Este escenario indica una alta dependencia de fuentes de energía que contribuyen significativamente al cambio climático y a la contaminación del aire. La cantidad de energía solar utilizada no cubre aún una porción significativa del consumo total de electricidad, resumiendo la necesidad urgente de diversificar las fuentes energéticas hacia opciones más limpias.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, las Islas Vírgenes de Estados Unidos pueden tomar ejemplo de otros países que han logrado éxitos notables en este campo. Países insulares como Cabo Verde han logrado generar el 14% de su electricidad a partir de la energía eólica, una opción interesante dada la ubicación geográfica de las Islas Vírgenes. Por otro lado, lugares como Grecia y Chipre han aventajado el uso de energía solar con un porcentaje de generación cercana al 20% y 17% respectivamente. Estos ejemplos subrayan que, con inversiones adecuadas y políticas favorables, las Islas Vírgenes podrían explotar tanto la energía solar como la eólica para reducir su dependencia de los combustibles fósiles.
En cuanto a la historia reciente de la electricidad baja en carbono en las Islas Vírgenes de Estados Unidos, los años entre 2014 y 2022 no mostraron crecimiento en la generación solar, manteniéndose sin cambios cada año. Este estancamiento podría estar relacionado con limitaciones en infraestructura o políticas que no fomentan la incorporación de tecnologías más limpias. Dado el contexto global y la necesidad inminente de transición hacia fuentes de energía más sostenibles, es crucial que las Islas Vírgenes de Estados Unidos superen estos retos y tomen medidas proactivas para incrementar la participación de la electricidad baja en carbono en su matriz energética.