En Antigua y Barbuda, el consumo de electricidad en 2022 muestra una dependencia casi total de los combustibles fósiles, que representan más del 90% del total de la electricidad generada. En contraste, la proporción de electricidad baja en carbono es mínima, con la energía solar representando alrededor del 6%. Esto resalta una gran oportunidad para aumentar el uso de fuentes limpias y sostenibles, ayudando así a reducir los efectos adversos de los combustibles fósiles, como el cambio climático y la contaminación del aire.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Antigua y Barbuda puede aprender de otros países con experiencias exitosas en energías limpias. Por ejemplo, Uruguay ha logrado generar un 36% de su electricidad a partir de la energía eólica, una fuente similarmente viable para Antigua y Barbuda debido a sus condiciones climáticas favorables. Además, Grecia ha desarrollado significativamente la energía solar, alcanzando un 22%. Dichas experiencias muestran que invertir en infraestructura adecuada y políticas de apoyo puede transformar rápidamente el panorama energético de un país pequeño.
La historia de la electricidad baja en carbono en Antigua y Barbuda ha sido bastante estática en la última década. Desde 2015 hasta 2022, no ha habido crecimiento en la generación de electricidad solar, lo que significa que no se ha visto ninguna expansión significativa de la capacidad solar. Esto resalta la necesidad urgente de cambio e inversión hacia un marco energético más sostenible, que facilite el crecimiento de las energías limpias y disminuya la dependencia de los combustibles fósiles. Con un compromiso firme, el país puede comenzar a transitar hacia un futuro energético más limpio y beneficioso para su población y el medio ambiente.