La producción de electricidad en Cuba durante el 2021 muestra una dependencia considerable de los combustibles fósiles, estimada en aproximadamente 15.53 TWh. De ello se desprende que más de tres cuartas partes de la producción de electricidad proviene de estos combustibles. Por otro lado, la generación de electricidad baja en carbono es bastante menor, casi a un tercio de los valores de los combustibles fósiles, rondando los 4.22 TWh. Los biocombustibles contribuyen con cerca de 3.83 TWh y el gas con cerca de 1.96 TWh. Comparado con el promedio mundial de 410 vatios por persona, es evidente que la generación de electricidad de Cuba está por debajo. Estos bajos niveles de generación de electricidad pueden tener efectos indeseables, como una insuficiente infraestructura eléctrica y limitar el desarrollo de sectores economía.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Cuba puede aprender de los países exitosos en este campo. Por ejemplo, Brasil ha logrado producir 94 TWh de energía eólica y 49 TWh de energía solar. Esta configuración de generación de energía baja en carbono parece ser adecuada para Cuba, dada su ubicación geográfica similar. Adicionalmente, la nuclear puede ser una opción viable, ya que países como Estados Unidos y Francia han obtenido grandes cantidades de electricidad a través de esta fuente.
La historia de la electricidad baja en carbono en Cuba, específicamente los biocombustibles, ha sido un poco inestable. En la década de 1970, la generación de electricidad a partir de biocombustibles disminuyó ligeramente, pero comenzó a aumentar nuevamente en 1978. Durante la década de 1990, esta tendencia se mantuvo con altibajos. Hacia 2008, hubo un notable aumento de 1.8 TWh, aunque en los años siguientes, la cifra osciló. En la última década, a pesar de algunos declives, ha habido una tendencia general de crecimiento en la generación de energía a partir de biocombustibles, evidenciada en los años 2019 y 2020, cuando la producción se incrementó en 1 TWh y 0.2 TWh respectivamente.