En 2023, la situación del consumo de electricidad en Cuba está dominada por el uso de combustibles fósiles. Más del 95% de la electricidad generada en el país proviene de fuentes fósiles, con el gas representando aproximadamente el 13%. La generación de electricidad baja en carbono sigue siendo mínima, con un poco menos del 5% del total, compuesta principalmente por biocombustibles que aportan alrededor del 2%. La energía solar representa un poco más del 1%, lo que indica que la capacidad para generar energía de manera más sostenible y limpia aún está en sus primeras etapas.
Para que Cuba aumente su generación de electricidad baja en carbono, podría considerar modelos exitosos de otros países. Por ejemplo, Uruguay ha logrado generar casi el 30% de su electricidad a través de la energía eólica, mientras que Chile ha hecho lo propio con la energía solar. Además, países que son similares a Cuba en términos de recursos naturales limitados, como El Salvador, han alcanzado un 15% en energía solar. Al enfocarse en el desarrollo de la energía solar y eólica, Cuba podría atender sus necesidades energéticas de manera más sostenible, reduciendo su dependencia de los combustibles fósiles y contribuyendo a un aire más limpio y la reducción del cambio climático.
Históricamente, la generación de electricidad baja en carbono en Cuba ha tenido varios altibajos. Gran parte del desarrollo se ha centrado en los biocombustibles, que han experimentado modestas fluctuaciones desde los años 70. En las décadas más recientes, desde mediados de los 2000, ha habido ligeros aumentos en la generación tanto de biocombustibles como de energía solar. Sin embargo, los incrementos han sido pequeños y no sostenidos de manera constante. Aunque se han realizado algunos avances, especialmente con la introducción de energía solar en 2013 y su leve aumento en 2019, el panorama histórico sugiere que aún hay un significativo potencial sin explotar en el ámbito de la electricidad baja en carbono en Cuba.