En 2022, la electricidad consumida en Albania provenía casi exclusivamente de fuentes bajas en carbono, con la energía hidroeléctrica representando 6,96 TWh de los 7 TWh totales generados. Este predominio de la energía hidroeléctrica indica que Albania ya tiene una infraestructura significativa de energía limpia. Sin embargo, el nivel total de generación eléctrica es muy bajo comparado con el promedio global, que es de 432 vatios por persona. La generación baja de electricidad puede conducir a una insuficiencia en el abastecimiento de energía, lo que afecta negativamente al desarrollo industrial y la calidad de vida de los ciudadanos.
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, Albania puede aprender de otros países exitosos en este campo. Por ejemplo, China ha logrado generar una cantidad sustancial de electricidad a partir del viento y la solar, con 886 TWh y 584 TWh respectivamente. Alemania, con condiciones climáticas y geográficas no muy distintas a las de Albania, ha producido 137 TWh de energía eólica. Albania podría enfocarse en desarrollar tanto la energía eólica como la solar, aprendiendo de las políticas y tecnologías implementadas por estos países. También es crucial considerar la energía nuclear, ya que países como Francia y Estados Unidos han demostrado su eficacia y capacidad para generar grandes volúmenes de electricidad limpia.
La historia de la generación de electricidad baja en carbono en Albania ha estado dominada por las fluctuaciones en la energía hidroeléctrica. En los años noventa, hubo aumentos y caídas notables, como el incremento de 1,5 TWh en 1996 y la disminución de 1 TWh en 2001. Durante los primeros años del siglo XXI, se registraron variaciones significativas, con aumentos en 2003 (1,6 TWh) y caídas en 2007 (-2,2 TWh). En la última década, los cambios continuaron, destacándose un aumento de 4 TWh en 2018 seguido de una caída de 3,4 TWh en 2019. En 2021, hubo un incremento significativo de 3,6 TWh, pero en 2022, la generación volvió a disminuir en 2 TWh. Estas fluctuaciones resaltan la necesidad de diversificar las fuentes de electricidad baja en carbono, incorporando energía eólica, solar y potencialmente nuclear para asegurar una oferta más estable y sostenible.