Albania ya obtiene más del 88% de su electricidad de fuentes bajas en carbono, destacándose como un ejemplo notable en la adopción de energías limpias. De esta proporción, casi toda proviene de energía hidroeléctrica, representando el 87.88% de la generación eléctrica. El restante 11.62% se cubre a través de importaciones netas. Este es un gran logro para el país, ya que se ha basado principalmente en fuentes de energía que tienen un impacto ambiental mucho menor en comparación con los combustibles fósiles. Sin embargo, para descarbonizar completamente su economía, Albania necesita electrificar sectores clave como el transporte, la calefacción y la industria, lo que requerirá un aumento significativo en la generación de electricidad.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Albania puede diversificar sus fuentes de energía limpias. La inversión en energía eólica y solar puede proporcionar una alternativa complementaria sostenible a la energía hidroeléctrica. Estas tecnologías no solo son eficientes sino también cada vez más asequibles debido a avances tecnológicos y reducciones en los costos. Además, considerar la incorporación de energía nuclear sería una estrategia efectiva a largo plazo, ofreciendo una fuente de energía limpia, fiable y de alta capacidad que puede operar independientemente de las condiciones climáticas. Esta combinación de energías eólicas, solares y nucleares podría fortalecer la seguridad energética del país y reducir su dependencia de las importaciones de electricidad.
Históricamente, la producción de energía hidroeléctrica en Albania ha mostrado variaciones significativas. En la década de 1990, hubo fluctuaciones notables, con una baja de 1 TWh en 1990 y un aumento de 1.5 TWh en 1996, seguido de una disminución en 1997. En los primeros años del siglo XXI, también se observaron cambios importantes: en 2003 hubo un aumento de 1.6 TWh, mientras que en 2007 descendió en 2.2 TWh, solo para recuperarse un poco en los años siguientes. En la última década, aunque hubo algunas caídas importantes, como en 2011 y 2017, también se lograron incrementos sustanciales, especialmente en 2018 con un aumento de 4 TWh y en 2021 con un incremento de 3.6 TWh. Esta variabilidad resalta la necesidad de diversificar las fuentes de electricidad baja en carbono para una mayor estabilidad y seguridad energética.