En el año 2022, el consumo de electricidad en Nauru se basó completamente en combustibles fósiles, sin ninguna contribución de electricidad baja en carbono. Esto significa que la generación de electricidad en Nauru proviene enteramente de fuentes que emiten dióxido de carbono, lo cual contribuye al cambio climático y a la contaminación del aire. La dependencia total de combustibles fósiles coloca al país en una posición vulnerable frente a los desafíos ambientales globales y ante fluctuaciones en los precios de los combustibles fósiles.
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, Nauru puede aprender de otros países que han tenido éxito en transitar hacia energías más limpias. Por ejemplo, Dinamarca y Uruguay utilizan casi un tercio de su electricidad proveniente de viento, lo cual podría ser una opción viable para Nauru dado su entorno insular y las posibles condiciones favorables para la energía eólica. Además, la implementación de proyectos solares como lo ha hecho Grecia con alrededor de una quinta parte de su generación eléctrica proveniente de energía solar, podría también ser considerada, más aún teniendo en cuenta el potencial de radiación solar en Nauru. Aprender de estas naciones puede proporcionar conocimientos y estrategias valiosas para reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
Históricamente, Nauru no ha experimentado cambios significativos hacia el uso de electricidad baja en carbono, como se observa en las estadísticas disponibles. A lo largo de las décadas recientes, no se registraron incrementos en la generación de electricidad a partir de energías bajas en carbono, lo cual subraya la necesidad urgente de desarrollar e implementar políticas energéticas que promuevan fuentes limpias y sostenibles. Contrariamente a algunas de estas tendencias mundiales de adopción de energía baja en carbono, Nauru debe enfocarse en el desarrollo de infraestructura adecuada que permita un crecimiento sostenible en su economía energética.