En 2023, el consumo de electricidad en Barbados se basa predominantemente en combustibles fósiles, con más del 90% de la electricidad generada a partir de estas fuentes. La energía baja en carbono, que en este caso es exclusivamente solar, representa poco más del 8% del total, mientras que el gas natural constituye casi un 3%. Esta gran dependencia de los combustibles fósiles subraya un desafío sostenible para el país, ya que el impacto ambiental de estas fuentes es significativo, contribuyendo al cambio climático y a la contaminación del aire. Sin embargo, existe un potencial para aumentar la proporción de electricidad baja en carbono, contribuyendo así a un futuro más limpio y sostenible para la isla.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono en Barbados, el país podría mirar ejemplos de otros que han tenido éxito en este ámbito. Por ejemplo, la experiencia de países como Chile, donde la energía solar representa el 22% de la generación eléctrica, y Chipre, con un 19% de electricidad solar, sugiere que Barbados puede aprovechar su clima soleado para intensificar su capacidad solar. Además, aunque la energía nuclear no está presente en Barbados, es notable como países como Eslovaquia generan más de la mitad de su electricidad con esta fuente limpia. Aprovechar energías como la eólica también podría ser una ventaja, dados los exitosos ejemplos de naciones costeras comparables como Irlanda y Uruguay, donde el viento compone aproximadamente un tercio y un cuarto de la generación de electricidad, respectivamente.
A lo largo de la última década, la contribución de la energía solar en la generación de electricidad en Barbados no ha mostrado cambios, con un desarrollo constante de 0 TWh desde 2014 hasta 2023. Esta falta de evolución resalta una oportunidad no aprovechada hasta ahora para incrementar la producción de electricidad baja en carbono. En lugar de descensos o fluctuaciones negativas en la producción, lo que se observa es una estabilidad que, aunque sirve como base, también destaca la falta de progreso. Este continuo estancamiento refuerza la importancia de adoptar nuevas estrategias y políticas para diversificar las fuentes energéticas, optimizando el potencial natural de la región para la solar, eólica y explorando las posibilidades en el ámbito nuclear para alcanzar una matriz energética más equilibrada y sostenible.