En 2022, el consumo de electricidad en Argelia fue predominantemente dependiente de combustibles fósiles, representando más del 99% de la generación total de electricidad, con el gas siendo responsable de prácticamente toda esta cifra. La contribución de fuentes de energía baja en carbono fue prácticamente nula. Esta fuerte dependencia de combustibles fósiles no solo tiene implicaciones para el cambio climático y la contaminación del aire, sino que también representa una dependencia crítica de los recursos que o bien son finitos o están sujetos a fluctuaciones de mercado. A pesar de los desafíos que esto presenta, también ofrece una oportunidad clara para la diversificación del sistema eléctrico del país hacia fuentes más sostenibles y limpias.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Argelia podría aprender de países similares y exitosos que han aumentado su uso de fuentes como la energía nuclear y la energía eólica. Por ejemplo, Francia y Eslovaquia generan más del 60% de su electricidad a través de la energía nuclear, y Dinamarca ha logrado que la energía eólica represente un notable 61% de su generación eléctrica. Estos ejemplos demuestran que un enfoque centrado en el uso de tecnologías sostenibles como la nuclear y la eólica puede transformar rápida y efectivamente el sistema eléctrico. Además, países cercanos como Marruecos, que genera un 15% de su electricidad a partir de la energía eólica, muestran que incluso el norte de África está progresando en este sentido, lo que podría inspirar a Argelia a seguir un camino similar hacia la sostenibilidad energética.
Históricamente, Argelia ha mostrado fluctuaciones en su uso de energía hidroeléctrica, con aumentos y disminuciones a lo largo de las décadas. En la década de los años 80, se observó un patrón errático en la generación de energía hidroeléctrica, con incrementos en ciertos años como 1981 y 1984, y declives en otros como 1983 y 1986. Entrando en el nuevo milenio, este patrón continuó con leves aumentos y disminuciones, hasta un leve aumento en 2011. Sin embargo, la contribución de la energía solar comenzó a sentirse en 2017, marcando un importante incremento de 0.5 TWh, que muestra avances prometedores hacia la diversificación energética. Aunque estos desarrollos son alentadores, todavía se requiere un impulso considerable para que la electricidad baja en carbono se convierta en una parte significativa del mix energético de Argelia.