En Armenia, el consumo de electricidad en 2024 revela una notable dependencia de la energía baja en carbono y de los combustibles fósiles. Alrededor de un 60% de la electricidad proviene de fuentes bajas en carbono, mientras que casi un 40% se produce a partir de gas, que es el único combustible fósil en uso. Dentro de las fuentes limpias, la energía nuclear sobresale con casi un 30% de generación, seguida por la energía hidroeléctrica que contribuye con poco más de una quinta parte, y la energía solar que representa casi un 10%. Claramente, Armenia está avanzando hacia un mix energético más limpio, aunque aún existe una proporción significativa de electricidad generada a partir del gas.
¿Está creciendo la electricidad en Armenia?
Sin embargo, el crecimiento en el consumo de electricidad en Armenia parece estar en un estado de retroceso. En 2024, el consumo medio fue de 3029 kWh por persona, una disminución preocupante en comparación con el máximo de 3430 kWh por persona alcanzado en 2022. Esta disminución de 401 kWh per cápita refleja un descenso en tanto el uso general como en la producción de electricidad baja en carbono, que este año fue de 1823 kWh por persona, por debajo del récord de 2083 kWh alcanzado en 2022. Este escenario sugiere una necesidad urgente de revigorizar la capacidad de generación eléctrica, especialmente desde fuentes bajas en carbono, para no perder el impulso alcanzado en el pasado.
Sugerencias
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Armenia podría expandir su ya significativo sector nuclear, apoyándose en los modelos exitosos de países como Francia y Eslovaquia, que generan cantidades considerables de electricidad nuclear. Francia, por ejemplo, genera un impresionante 68% de su electricidad de fuentes nucleares. Además, reforzar la energía solar podría ser una opción estratégica dadas las experiencias exitosas de países como Chile y Grecia que han demostrado un gran potencial solar con porcentajes de generación del 22% y 21% respectivamente. Armenia puede aprender mucho adoptando no solo la energía nuclear sino también iniciativas solares de regiones bien adaptadas para ello.
Historia
Mirando hacia atrás en la historia del desarrollo de la electricidad baja en carbono en Armenia, observamos fluctuaciones considerables desde la década de 1990. En los primeros años posteriores a 1992, la energía hidroeléctrica registró tanto aumentos como descensos marcados en su producción. La incorporación de energía nuclear en 1996 ofreció un impulso positivo, aunque con altibajos, como la significativa caída en 1997. En la década de 2020, la capacidad hidroeléctrica experimentó algunos descensos mientras que la nuclear logró repuntes leves y otros declives. Estos datos indican un pasado inestable en la generación eléctrica baja en carbono que debe ser superado mediante inversiones sostenibles y robustas en tecnología limpia y estrategias de energía que garanticen el crecimiento constante hacia un futuro energético más limpio.
Electrificación
Estimamos el grado de electrificación comparando las emisiones de electricidad y energía total. Más sobre metodología.