El estado actual del consumo de electricidad en El Salvador refleja un fuerte compromiso con la electricidad baja en carbono, que representa más de dos tercios del total. Los esfuerzos del país por mantener una matriz energética limpia son evidentes, con casi un tercio de su electricidad proveniente tanto de la energía hidroeléctrica como de la geotérmica. Además, la energía solar representa casi un 15% del total, subrayando el enfoque en tecnologías que no contribuyen al cambio climático ni a la contaminación del aire. En cuanto a las fuentes de energía basadas en combustibles fósiles, representan poco más de una cuarta parte del total de la electricidad, siendo el gas la más utilizada. Las importaciones netas de electricidad representan una pequeña fracción adicional de aproximadamente el 6%.
Para El Salvador, un camino viable hacia el aumento de generación de electricidad baja en carbono sería la expansión de la energía solar, aprovechando su ya significativa contribución. Además, El Salvador puede aprender de países que han tenido éxito en su transición hacia energías limpias. Por ejemplo, Uruguay, un país similar en su tamaño y recursos, genera más de un tercio de su electricidad a partir de la energía eólica. Estas experiencias pueden brindar valiosas lecciones sobre políticas y tecnologías efectivas. Aún más ambicioso, sería considerar el desarrollo de energía nuclear a largo plazo, siguiendo el ejemplo de países como Francia y Eslovaquia, donde la generación de electricidad es extremadamente limpia y confiable.
La historia de la electricidad baja en carbono en El Salvador muestra un fuerte enfoque en la energía hidroeléctrica desde finales del siglo XX. Durante ese tiempo, los cambios han sido mixtos, con períodos de crecimiento y disminuciones significativas, como se vio en los años 1997 y 2000. Sin embargo, las recientes adiciones a la capacidad hidroeléctrica en los años 2020 y 2022 muestran una tendencia positiva a la inversión en energía limpia. En 2020, además de la hidroeléctrica, El Salvador comenzó a aumentar su generación de energía solar, en lo que representa una tendencia creciente hacia una cartera energética más diversificada y sostenible. El esfuerzo continuo para mantener y expandir la capacidad de generación baja en carbono demuestra un compromiso por parte de El Salvador de proteger su entorno y garantizar una provisión energética sostenible para el futuro.