En el periodo comprendido entre julio de 2023 y junio de 2024, el consumo de electricidad en Filipinas refleja una alta dependencia de los combustibles fósiles, representando más del 78% del total de la generación. De este porcentaje, el carbón contribuye en gran medida, siendo responsable de más de la mitad del total de la electricidad generada en el país. En términos de energía baja en carbono, solo cerca del 22% del consumo eléctrico proviene de fuentes como la energía hidroeléctrica, que representa aproximadamente el 8%, y la geotérmica, que aporta un poco menos también con un 8%. Las contribuciones de la energía solar y la eólica son relativamente modestas, con un 3% y un 1%, respectivamente. Este desbalance marca una clara necesidad de diversificar la matriz energética hacia opciones más limpias.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Filipinas podría aprender de países que han tenido éxito con estrategias de energía nuclear, como Francia, donde aproximadamente dos tercios de su electricidad proviene de fuentes nucleares. Aunque Filipinas no tiene una industria de energía nuclear actualmente significativa, este enfoque podría ser factible dada la similitud con otros países en desarrollo que están expandiendo su capacidad nuclear. Además, fortalecer la inversión en energías eólicas y solares podría seguir el ejemplo de Dinamarca y Uruguay, donde la energía eólica constituye el 59% y el 36% respectivamente, una clara evidencia de cómo estos países han logrado transformar sus matrices energéticas de manera efectiva. Al mirar estas experiencias, Filipinas puede considerar una combinación equilibrada de energía, centrada en la expansión de estrategias probadas y sostenibles.
La historia de la generación de electricidad baja en carbono en Filipinas muestra fluctuaciones significativas, especialmente en el área de energía hidroeléctrica y geotérmica. En la década de 1990, se produjo un aumento notable en la energía hidroeléctrica y geotérmica, aunque acompañado también de algunas caídas, como en 1991 y 1997 para la hidroeléctrica. En particular, la energía geotérmica aumentó en los últimos años del siglo pasado, pero disminuyó significativamente en el 2023/2024. En las décadas posteriores, se han experimentado más fluctuaciones, con algunos incrementos notables en la energía hidroeléctrica durante los últimos años, aunque también ha habido descensos destacables. Un punto a resaltar es el crecimiento bastante reciente de la energía solar, que apenas comenzó a despegar en 2016, mostrando un potencial prometedor para el futuro si se amplían las inversiones y políticas para apoyar su desarrollo.