En el año 2024, se observa que en Filipinas, la gran mayoría de la electricidad, más de tres cuartos, proviene de combustibles fósiles, con el carbón representando casi dos tercios del total. Esta dependencia enormemente elevada de fuentes fósiles es una preocupación significativa, dadas las repercusiones ambientales y climáticas globales. Solo una parte de alrededor del 22% de la electricidad proviene de fuentes de energía baja en carbono, incluyendo la energía hidroeléctrica, geotérmica y solar. La energía hidroeléctrica y geotérmica individualmente contribuyen casi una décima parte cada una, mientras que la solar y los biocombustibles proporcionan cifras menores, menos del 3% y cerca del 1%, respectivamente. Estas cifras indican un claro desafío y una oportunidad para la transición hacia un sistema eléctrico más limpio y sostenible.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Filipinas podría aprender de los éxitos de otros países que han diversificado sus fuentes de energía. Por ejemplo, la experiencia de Dinamarca con la energía eólica, que representa más de la mitad de su electricidad, podría ser una inspiración para expandir la capacidad eólica del país. Asimismo, el éxito de Líbano en la adopción de la energía solar podría proporcionar un modelo a seguir. Además, países como Francia y Eslovaquia, con una fuerte dependencia en la energía nuclear, destacan la eficacia de esta fuente en la reducción de emisiones de carbono. Filipinas podría considerar seriamente el desarrollo nuclear para complementar sus esfuerzos hacia la descarbonización y estabilización de su suministro eléctrico.
Mirando hacia atrás en la historia de la electricidad baja en carbono en Filipinas, en los años 80 y 90, hubo un incremento significativo en la capacidad hidroeléctrica, aunque también algunas fluctuaciones. El año 1999 fue notable con un notable aumento tanto en la generación geotérmica como hidroeléctrica. La década de los 2000 vio altibajos en la producción hidroeléctrica, mientras que la década de 2010 fue testigo del incipiente crecimiento de la energía solar, ilustrando un enfoque diversificado para el desarrollo sustentable. A pesar de los desafíos, Filipinas ha demostrado adaptabilidad y potencial para expandir sus recursos energéticos limpios, lo que es crucial para su progreso económico y ambiental futuro.