En 2022, la situación del consumo de electricidad en Corea del Norte mostró que más de la mitad de la electricidad, alrededor del 58%, se generó a través de fuentes de electricidad baja en carbono, principalmente gracias a la energía hidroeléctrica, que representó el 57.54% del total. Por otro lado, los combustibles fósiles, encabezados mayoritariamente por el carbón, constituyeron el 42% de la electricidad generada, con el carbón por sí solo aportando casi un 40%. Este perfil de generación de electricidad indica que Corea del Norte ya muestra una fuerte dependencia de la hidroeléctrica como fuente baja en carbono, pero aún conserva una proporción significativa de generación a partir de fuentes contaminantes como el carbón.
Para fortalecer aún más su capacidad de generación baja en carbono, Corea del Norte podría aprender de países como Francia, que generan una gran parte de su electricidad a partir de energía nuclear, alcanzando un impresionante 67%. Además, países cercanos como Corea del Sur generan el 31% de su electricidad a partir de fuentes nucleares. Sumado a esto, la energía eólica ha demostrado ser un complemento eficaz para la electricidad baja en carbono en países como Dinamarca e Irlanda, donde representa más del 30% del total. Por tanto, para reducir su dependencia del carbón, Corea del Norte podría considerar expandir tanto sus capacidades nucleares como las de energía eólica para diversificar y asegurar un futuro energético más limpio y sostenible.
La historia de la generación baja en carbono en Corea del Norte ha estado marcada mayormente por el desarrollo de la energía hidroeléctrica. Durante la década de 1980, la capacidad hidroeléctrica experimentó incrementos constantes, con un crecimiento notable de 1 a 2 TWh en varios años. Sin embargo, la década de 1990 trajo consigo una disminución en la producción hidroeléctrica, con reducciones de hasta 1.8 TWh en 1997. Posteriormente, durante el nuevo milenio, se observaron fluctuaciones significativas con períodos de aumento y disminución. Destacan los aumentos de 2.8 TWh en 2016 y 3.3 TWh en 2021, aunque en 2022 hubo una regresión nuevamente de 3.3 TWh. Estas fluctuaciones resaltan la necesidad de Corea del Norte de explorar fuentes adicionales de energía baja en carbono, como la nuclear y la eólica, para garantizar un suministro eléctrico más estable y diversificado.