En el periodo comprendido entre noviembre de 2023 y octubre de 2024, el consumo de electricidad en Serbia se caracteriza principalmente por una alta dependencia de los combustibles fósiles, que representan más de la mitad, aproximadamente el 62.46%, del total de electricidad generada. Dentro de este grupo, el carbón es el principal contribuyente, con casi el 60% del total de electricidad. En cuanto a las fuentes de electricidad baja en carbono, estas representan casi un 37% del total, siendo la energía hidroeléctrica la más significativa con un 32.81%. La energía eólica contribuye con un modesto 3.31%, mientras que el gas, considerado no bajo en carbono, pero parte de los combustibles fósiles, aporta un 2.81%.
Para que Serbia aumente su generación eléctrica baja en carbono, podría considerar la ampliación de su capacidad nuclear, tomando como ejemplo países que han tenido éxito con esta estrategia. Por ejemplo, Francia y Eslovaquia generan una gran parte de su electricidad a partir de la energía nuclear, con un 67% y 60% respectivamente. Países más cercanos a Serbia, como Bulgaria y Eslovenia, también tienen una fuerte presencia de energía nuclear, generando más de un tercio de su electricidad a partir de esta fuente. Además, países como Dinamarca y Ucrania han logrado un gran desarrollo en la energía eólica y nuclear, respectivamente, lo cual podría servir de inspiración para Serbia, que ya cuenta con un pequeño porcentaje de energía eólica.
La historia de la generación de electricidad baja en carbono en Serbia, particularmente en el ámbito hidroeléctrico, ha visto fluctuaciones significativas a lo largo de las décadas. En los años noventa, hubo algunos incrementos notables en la generación de energía hidroeléctrica, como en 1991 y 1995, pero también declives, como en 1993 y 1997. En los años 2000 y 2010, se registraron tanto caídas como alzas, siendo la más notable una disminución de 3.2 TWh en 2011. Es reciente en 2023 cuando se produjo un importante aumento de 3.5 TWh, aunque el periodo 2023/2024 volvió a ver una disminución de 1.4 TWh. Este historial resalta la necesidad de una planificación y gestión efectivas para estabilizar la producción de energía baja en carbono en el país, enfatizando la importancia de diversificar las fuentes a incluir opciones como la energía nuclear y la eólica para asegurar un suministro constante y sostenible.