En 2022, el consumo de electricidad en Nueva Caledonia estuvo dominado por combustibles fósiles, que representaron más de las tres cuartas partes de la generación total de electricidad, con cerca del 42% proveniente del carbón. En contraste, la electricidad baja en carbono constituyó menos de una quinta parte del total, destacando principalmente la energía hidroeléctrica, que representó aproximadamente el 8%, seguida de la solar con casi el 7% y la eólica con más de un 2%. Estos datos subrayan una dependencia significativa de los combustibles fósiles para satisfacer la demanda de electricidad, mientras que la generación de electricidad baja en carbono, aunque presente, todavía juega un rol secundario en el mix energético.
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, Nueva Caledonia podría aprender de países que han utilizado con éxito diversas fuentes de energía limpia. Por ejemplo, países como Dinamarca, donde casi el 60% de su electricidad proviene de la energía eólica, demuestran el potencial de la energía eólica, que también podría ser viable en Nueva Caledonia dado su similar clima costero y ventoso. Además, aumentar aún más la capacidad solar podría ser inspirador al observar el caso de Grecia, que genera un 22% de su electricidad a partir de energía solar. En comparación, la exploración del potencial nuclear, aunque no se menciona actualmente para Nueva Caledonia, sigue siendo una opción eficaz para proporcionar una base constante de electricidad baja en carbono, como se observa en Francia, donde el 68% de su electricidad proviene de esta fuente.
Históricamente, la generación de electricidad baja en carbono en Nueva Caledonia ha tenido variaciones principalmente en la producción hidroeléctrica. En la década del 2000, la fluctuación fue notable con pequeños aumentos y disminuciones, implicando un contexto de estabilidad pero también de falta de crecimiento significativo en esta área. A partir de 2019, se observó un pequeño incremento en la producción solar con un aumento de 0.1 TWh, pero desde entonces, no se han registrado cambios adicionales hasta 2021. Este historial sugiere que, si bien las energías limpias han estado presentes, Nueva Caledonia podría beneficiarse de políticas más agresivas e inversiones en tecnología para incrementar significativamente la participación de electricidad baja en carbono y reducir la dependencia de combustibles fósiles.