En Samoa, más de dos tercios de la electricidad consumida en 2022 provino de combustibles fósiles, con un 68.42% de la generación dependiente de estas fuentes. Mientras tanto, poco menos de un tercio de la electricidad se produjo mediante fuentes limpias, con un 31.58% proveniente de tecnologías bajas en carbono. Dentro de esta categoría, la energía hidroeléctrica representó aproximadamente una quinta parte del consumo total de electricidad en Samoa, con un 21.05%, mientras que la energía solar contribuyó con un 10.53%. El uso predominante de combustibles fósiles implica un enfoque considerable en fuentes que generan emisiones, pero la presencia significativa de energías bajas en carbono indica un movimiento hacia tecnologías más limpias.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Samoa podría centrarse en expandir su capacidad solar, dado que ya está aprovechando esta tecnología de manera relevante. Aprender de países exitosos en la adopción de energía solar sería beneficioso, y un ejemplo relevante es el caso de Grecia, donde el 22% de la electricidad proviene de esta fuente. Aumentar la participación de energía solar podría ser una estrategia tangible para Samoa que no solo reduciría su dependencia de los combustibles fósiles sino que también mejoraría la sostenibilidad a largo plazo. Al observar el éxito de la energía eólica en países comparables como Uruguay, que genera el 33% de su electricidad a partir de esta fuente, Samoa podría considerar también diversificar sus inversiones en tecnologías eólicas para complementar su infraestructura solar.
Mirando hacia atrás en la generación de electricidad baja en carbono en Samoa, es notable que desde principios de la década de 2000, la producción de energía hidroeléctrica ha mantenido un nivel constante sin cambios significativos en la cantidad de electricidad generada anualmente. En la década de 2010, específicamente desde 2015 en adelante, se realizaron inversiones en tecnología solar, aunque estas tampoco experimentaron cambios hasta 2016. La estabilidad en la generación hidroeléctrica sugiere oportunidades para innovar y expandir en otras áreas, como la solar y posiblemente la eólica, para avanzar hacia una matriz energética más sostenible y equilibrada.