Costa Rica es un líder en el ámbito de la electricidad baja en carbono, obteniendo más del 86% de su electricidad de fuentes limpias desde diciembre de 2023 hasta noviembre de 2024. La mayor parte, casi dos tercios, proviene de la energía hidroeléctrica, mientras que la energía geotérmica contribuye con más del 11%. La energía eólica representa alrededor del 10% del total. Los combustibles fósiles, por otro lado, generan poco más del 10% de la electricidad. Con las importaciones netas representando solo un 2%, Costa Rica muestra un compromiso fuerte hacia una matriz eléctrica sostenible. Sin embargo, para enfrentar su siguiente desafío, que es la electrificación de sectores como el transporte, la calefacción y la industria, el país deberá aumentar su generación eléctrica, manteniendo un enfoque en las fuentes limpias.
Para incrementar la generación eléctrica baja en carbono, Costa Rica podría expandir la capacidad de sus instalaciones eólicas y geotérmicas, así como considerar seriamente el desarrollo de energía nuclear, la cual es una fuente limpia y fiable que puede ofrecer una base sólida de generación constante. Además, invertir en la modernización de sus infraestructuras energéticas podría aumentar la eficiencia y la eficacia de las plantas actuales. A medida que la tecnología solar se convierte en una opción más viable y económica, su incorporación gradual también podría complementar el mix energético. Además, implementar políticas que incentiven el uso de estas tecnologías verdes es crucial para garantizar un aumento sostenible de la generación eléctrica baja en carbono.
A lo largo de las décadas, Costa Rica ha realizado avances significativos en la generación de electricidad baja en carbono. En los años 80 y 90, se observaron incrementos notables en la capacidad hidroeléctrica, aunque también se enfrentaron a algunas fluctuaciones. Los 90 vieron la incorporación de energía geotérmica al mix eléctrico. En el cambio del milenio y más allá, Costa Rica volvió a potenciar su capacidad hidroeléctrica, especialmente observándose un aumento importante en 2015. Por su parte, la energía eólica comenzó a tener un impacto visible desde 2018. En los años más recientes, Costa Rica continúa su evolución, enfrentando altibajos en la generación hidroeléctrica, a la vez que consolida la energía geotérmica y eólica como pilares de una matriz eléctrica comprometida con el medio ambiente.