En el periodo comprendido entre julio de 2023 y junio de 2024, la mayor parte de la electricidad en Kazajistán proviene de combustibles fósiles, alcanzando un sorprendente 86%. En detalle, el carbón es responsable de casi dos tercios del consumo energético, mientras que el gas aporta aproximadamente un quinto de la electricidad. La electricidad baja en carbono tiene una presencia bastante reducida, sumando menos del 14%. Dentro de esta categoría, la energía hidroeléctrica representa alrededor de 9%, mientras que la energía eólica y la solar contribuyen con aproximadamente 4% y 2%, respectivamente. Este panorama deja claro que Kazajistán tiene un largo camino por recorrer para lograr una mayor sostenibilidad en su generación eléctrica.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Kazajistán debería aprender de países que han logrado un cambio significativo hacia fuentes más limpias. Por ejemplo, Francia y Ucrania han destacado por su fuerte dependencia de la energía nuclear, generando 67% y 55% de su electricidad a partir de este recurso respetivamente. Dado el contexto similar en cuanto a recursos disponibles y desafíos energéticos, Kazajistán podría considerar una expansión significativa de su capacidad nuclear como un pilar fundamental para reducir su dependencia de los combustibles fósiles. Asimismo, países como Dinamarca y Uruguay han logrado una elevada generación eléctrica a partir de energía eólica, alcanzando más de la mitad y un tercio de su matriz eléctrica, respectivamente. La implementación más extensa de estos modelos podría ser clave para el futuro energético kazajo.
A lo largo de su historia con la electricidad baja en carbono, Kazajistán ha mostrado un progreso mixto. En las décadas de los 80 y 90, la energía hidroeléctrica experimentó varias fluctuaciones, con incrementos moderados en algunos años pero también significativas caídas hacia finales de la década del 90. Los primeros años del siglo XXI vieron una recuperación gradual, aunque con algunas disminuciones. Más recientemente, en 2020, la energía solar comenzó a mostrar incrementos notables en la generación, seguido por un impulso en la energía eólica con incrementos consistentes desde 2021. En el período más reciente, la energía hidroeléctrica experimentó un incremento de 1,1 TWh, lo que sugiere un renovado interés en esta fuente de energía. Kazajistán tiene un enorme potencial para desarrollar una infraestructura de electricidad baja en carbono, y su historia reciente sugiere un campo fértil para un cambio hacia fuentes más limpias.