En el último año, desde octubre de 2023 hasta septiembre de 2024, el consumo de electricidad en Kazajistán ha estado dominado por energías fósiles, que representan más de la mitad de toda la electricidad generada, alcanzando el 85.51%. Dentro de estas, el carbón es el principal contribuyente con el 55.45%, seguido del gas con un 27.99%. En comparación, la electricidad baja en carbono tiene una participación más modesta, representando el 14.49% del total. De esta categoría, la energía hidroeléctrica constituye la mayor proporción con el 9.09%, mientras que la energía eólica y solar suman un 3.74% y 1.66%, respectivamente. Aunque la cuota de energía baja en carbono es significativa, existe un margen considerable para incrementarla y así reducir la dependencia de combustibles fósiles, que contribuyen al cambio climático y a la contaminación del aire.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Kazajistán podría mirar hacia países que han tenido éxito en esta área. En particular, Francia y Eslovaquia destacan por su uso extensivo de energía nuclear, con un 68% y 60%, respectivamente, de su generación eléctrica proveniente de esta fuente. También, Ucrania genera el 55% de su electricidad a partir de energía nuclear, lo que demuestra que países con contextos o historias similares pueden lograr altas tasas de generación baja en carbono. Adoptar estrategias similares en el desarrollo de infraestructura nuclear, así como incrementar la capacidad instalada en viento y solar, podría ayudar a Kazajistán a diversificar su mezcla energética y reducir su dependencia del carbón y el gas.
A lo largo de las últimas décadas, Kazajistán ha mostrado avances considerables en la producción de electricidad baja en carbono, especialmente en energía hidroeléctrica y, más recientemente, en eólica y solar. En los años 1987 a 1994, hubo un aumento constante en la generación hidroeléctrica, pero esto se vio afectado negativamente a mediados y finales de los años 90, con caídas significativas. El nuevo milenio presenció un resurgimiento, con incrementos particularmente notables en 2010 y más tarde en 2015 y 2016. La energía solar y eólica han comenzado a contribuir, con un aumento visible en 2020 para la solar y en 2021 y 2023 para la eólica. En 2024, se anticipa que tanto la hidroeléctrica como la eólica continuarán su crecimiento, apoyando efectivamente la transición hacia una matriz energética más limpia en Kazajistán.