En Trinidad y Tobago, el consumo actual de electricidad se basa abrumadoramente en los combustibles fósiles, específicamente el gas, que aporta casi el total de la electricidad, con una impresionante proporción de más del 99%. La dependencia del gas es casi absoluta, con un 99.47% de la electricidad proveniente de esta fuente. En comparación, la generación de electricidad baja en carbono es prácticamente inexistente. Este fuerte predominio de fuentes fósiles en la generación de electricidad tiene implicaciones significativas para el medio ambiente, contribuyendo tanto al cambio climático como a la contaminación del aire.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Trinidad y Tobago puede mirar el ejemplo de varios países que han tenido éxito en esa área. Por un lado, los países que han logrado un gran porcentaje de energía eléctrica baja en carbono a través de la energía nuclear, como Francia (68%) y Eslovaquia (62%), muestran la viabilidad de esta fuente. Por otro lado, el uso de energía eólica y solar también representa una oportunidad prometedora, como se observa en Uruguay, donde la energía eólica representa casi una tercera parte de su generación de electricidad. Aprender de estos modelos exitosos puede ayudar a Trinidad y Tobago a diversificar su matriz energética hacia soluciones más limpias.
La historia de la electricidad baja en carbono en Trinidad y Tobago muestra una notable consistencia en la falta de cambio en este ámbito. Desde la década de 1990 hasta 2015, no hay datos que demuestren aumentos significativos en generación eléctrica de biocombustibles ni solar. Esta falta de avance puede atribuirse a la dependencia constante de los combustibles fósiles y resalta la oportunidad de avanzar hacia un sistema eléctrico más sostenible con la implementación de tecnologías de energía baja en carbono, particularmente la nuclear y las tecnologías eólicas y solares, que están demostrando ser efectivas en muchos países alrededor del mundo.