En el año 2023, casi toda la electricidad consumida en Trinidad y Tobago proviene de combustibles fósiles, representando el 99.94%. Esto indica una dependencia prácticamente total de fuentes de energía como el gas, el petróleo y el carbón. Las fuentes de energía bajas en carbono, como la nuclear, eólica y solar, representan una fracción ínfima, en términos prácticos, de generación, quedando claramente relegadas. Esta situación no solo coloca al país en una posición vulnerable frente a las fluctuaciones de los precios de los combustibles fósiles, sino que también plantea preocupaciones medioambientales importantes debido a las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación del aire asociada con la quema de estos combustibles.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Trinidad y Tobago puede aprender de países que han tenido éxito en la implementación de energías limpias. Francia, por ejemplo, genera más de dos tercios de su electricidad a partir de energía nuclear, demostrando que es posible mantener una alta proporción de energía limpia a través de inversiones sostenidas y políticas de apoyo. Uruguay y Dinamarca también sirven como ejemplos relevantes; ambos logran generar más de un tercio y más de la mitad de su electricidad, respectivamente, a partir de la energía eólica. Estas experiencias internacionales subrayan la necesidad de una combinación de políticas favorables, inversiones en infraestructura y, en algunos casos, colaboraciones internacionales para traspasar el conocimiento técnico.
En cuanto a la historia de la electricidad baja en carbono en Trinidad y Tobago, los datos disponibles muestran que ha habido una falta casi total de progreso significativo a lo largo de las últimas décadas. Desde 1991 hasta 2023, registros de energía solar y biocombustibles permanecen prácticamente en cero, sin indicar incrementos notables de generación. Esta tendencia estancada destaca la necesidad urgente de un cambio de estrategia para diversificar la matriz energética del país hacia fuentes más limpias y sostenibles. Sin un esfuerzo concertado para subvertir esta tendencia, Trinidad y Tobago corre el riesgo de permanecer atada a un modelo energético obsoleto y ambientalmente perjudicial en un mundo que avanza hacia un futuro más sostenible.