En el año 2022, el consumo de electricidad en Haití refleja una dependencia marcada de combustibles fósiles y una participación casi nula de fuentes de electricidad baja en carbono. Esto podría explicarse por la escasez de infraestructuras y la inversión limitada en tecnologías limpias. Con un consumo per cápita que es muy inferior al promedio global de 3638 vatios por persona, el acceso a la electricidad en Haití es insuficiente. Estos bajos niveles de generación de electricidad no solo limitan el desarrollo económico, sino que también afectan la calidad de vida de los ciudadanos y contribuyen a la persistencia de la pobreza energética.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Haití podría inspirarse en otros países que han logrado incorporar exitosamente tecnologías limpias en su matriz eléctrica. Por ejemplo, Brasil ha impulsado el uso de energía eólica, generando 102 TWh de electricidad eólica, mientras que la India ha avanzado significativamente en la capacidad solar, alcanzando 128 TWh. Estos países, al igual que Haití, enfrentan desafíos socioeconómicos, pero han demostrado que mediante el uso estratégico de recursos naturales disponibles, es posible fortalecer el sector de las energías limpias. La diversificación hacia la energía solar y eólica podría posicionar a Haití en una trayectoria más sostenible y resiliente frente a los impactos del cambio climático.
La historia de la electricidad baja en carbono en Haití, específicamente la hidroeléctrica, muestra una evolución con altibajos desde la década de 1970. Entre 1972 y 1986, hubo incrementos moderados en la generación hidroeléctrica, con algunos años sin cambios significativos. En las décadas que siguieron, se observó un patrón de crecimiento y disminución, particularmente entre 1990 y 2018, año en el cual se registró un aumento de 0.1 TWh en la generación hidroeléctrica. Sin embargo, estos avances fueron esporádicos y no lograron consolidar una infraestructura robusta de energías limpias. Este historial resalta la necesidad crítica de establecer políticas más consistentes y estructuradas para el desarrollo de energías bajas en carbono en el país.