En 2024, la mayoría de la electricidad en Alaska sigue dependiendo de los combustibles fósiles, que representan aproximadamente el 70% del consumo total de electricidad. El gas natural por sí solo constituye casi la mitad del consumo de electricidad, mientras que petróleo y carbón aportan cerca del 15% y 12% respectivamente. Por otro lado, la generación de electricidad baja en carbono representa cerca del 29% del total, con la energía hidroeléctrica como la principal fuente limpia al aportar un 27% de la electricidad. La contribución de la energía eólica es notablemente baja, representando menos del 2% de la electricidad consumida. Este panorama indica una fuerte dependencia de las fuentes de energía fósil, lo cual tiene implicaciones negativas para el clima y la calidad del aire.
¿Está creciendo la electricidad en Alaska?
A pesar de la creciente necesidad de electrificación, el consumo total de electricidad en Alaska ha disminuido en comparación con cifras anteriores. En 2024, el consumo de electricidad es de 8825 kWh por persona, lo que presenta una disminución de 1202 kWh desde el récord anterior de 10027 kWh por persona en 2007. Del mismo modo, la generación de electricidad baja en carbono también muestra una disminución de 60 kWh por persona desde el récord de 2635 kWh por persona alcanzado en 2020. Esta tendencia a la baja es preocupante, ya que retrasa los esfuerzos hacia un futuro energético más limpio y limita el crecimiento y la electrificación que son esenciales para la economía moderna y las necesidades tecnológicas.
Sugerencias
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Alaska podría aprender de las estrategias exitosas de regiones que han priorizado la expansión de la energía nuclear y solar, así como el aprovechamiento del potencial eólico. Francia y Eslovaquia son ejemplos notables en la utilización de la energía nuclear, generando el 68% y 62% respectivamente, de su electricidad a partir de fuentes nucleares. En materia de energía eólica, estados como Iowa y Dakota del Sur han utilizado su potencial al máximo, generando más del 59% de su electricidad. Alaska, con su potencial eólico y recursos naturales favorables, podría aumentar significativamente su cuota de electricidad baja en carbono mediante la implementación de energía nuclear y eólica, así como la investigación en energía solar adaptada a su clima.
Historia
La historia de la electricidad baja en carbono en Alaska revela cambios modestos a lo largo de las décadas, con un enfoque predominante en la energía hidroeléctrica. Desde 2005 hasta la última década, la generación hidroeléctrica muestra fluctuciones con pequeñas variaciones, generalmente positivas cada pocos años. En 2013, la energía eólica y los biocombustibles comenzaron a contribuir, aunque en menor escala. Durante los inicios de la década de 2020, la contribución hidroeléctrica se mantuvo relativamente estable, pero es evidente que los incrementos no han sido significativos para desplazar el fuerte dominio de los combustibles fósiles. Para ofrecer un impacto positivo y transformador hacia el futuro, es esencial que Alaska explore y amplíe su mix de electricidad baja en carbono más allá de los incrementos marginales vistos hasta ahora.