En 2023, Myanmar (Birmania) generó más de la mitad de su electricidad a partir de fuentes bajas en carbono, con alrededor de 9.87 TWh provenientes principalmente de la energía hidroeléctrica (9.37 TWh). Sin embargo, los combustibles fósiles también suponen una parte significativa de la generación de electricidad, acumulando aproximadamente 8.28 TWh, siendo el gas (5.95 TWh) la principal fuente dentro de esta categoría. En comparación con el promedio global de consumo de electricidad de 3638 watts por persona, Myanmar se encuentra significativamente por debajo. Estos bajos niveles de generación eléctrica pueden limitar el desarrollo económico, restringir la disponibilidad de servicios básicos y afectar negativamente la calidad de vida de la población.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Myanmar podría aprender de países como India y Brasil, que han logrado avances significativos en la energía solar y eólica. India genera 128 TWh de electricidad solar y 91 TWh de viento, mientras que Brasil genera 102 TWh de viento y 67 TWh de solar. Estos países han aprovechado en gran medida sus condiciones climáticas favorables y han realizado inversiones sostenibles en tecnología e infraestructura para expandir estas fuentes de energía. Myanmar podría considerar tanto la ampliación de su infraestructura de energía solar como la implementación de parques eólicos en regiones con un potencial adecuado de viento, asegurando así una fuente de electricidad más limpia y sostenible en el futuro.
El historial de generación de electricidad baja en carbono en Myanmar ha variado a lo largo de los años, con la mayor parte de los cambios atribuidos a la energía hidroeléctrica. En la década de 2000, se aprecia un crecimiento constante, especialmente entre 2008 y 2013, cuando hubo incrementos anuales superiores a 1 TWh. Sin embargo, los años entre 2019 y 2020 experimentaron retrocesos significativos, ambos con una caída de 1.7 TWh. Más recientemente, en 2023, la energía hidroeléctrica decreció en un 0.3 TWh. Estos altibajos reflejan la necesidad de diversificar la matriz energética del país, reduciendo su dependencia de fuentes variables como la hidroenergía y enfocándose en opciones más constantes como la energía nuclear, acompañada de eólica y solar, para asegurar un suministro de electricidad más estable y confiable.