En 2023, el consumo de electricidad en Libia muestra una dependencia abrumadora de los combustibles fósiles, representando más del 97% del total de la generación eléctrica. Dentro de este grupo, el gas destaca como la fuente predominante, contribuyendo con poco más de las tres cuartas partes de la electricidad generada en el país. Las importaciones netas también juegan un rol, aunque modesto, aportando aproximadamente el 2% a la red eléctrica nacional. En contraste, la generación de electricidad baja en carbono, como la energía nuclear, eólica, y solar, es casi inexistente en el mix energético del país, lo que indica un fuerte potencial para diversificar hacia fuentes más limpias y sostenibles.
Para que Libia incremente su generación de electricidad baja en carbono, hay varias lecciones que pueden extraerse de otros países. Por ejemplo, Francia y Eslovaquia dependen en gran medida de la energía nuclear, generando más de la mitad de su electricidad a partir de esta fuente limpia. Esto demuestra el potencial de la energía nuclear para proporcionar una base confiable de electricidad baja en carbono. Por otro lado, países como Dinamarca han mostrado un éxito considerable con la energía eólica, alcanzando más del 50% de su generación eléctrica a partir de viento. Además, el ejemplo de Marruecos, que ha comenzado a explotar su potencial eólico, alcanzando el 21%, es inspirador para países con características geográficas y climáticas similares a las de Libia. Estos casos exitosos sugieren que Libia podría beneficiarse de una combinación de tecnologías limpias, como la energía solar, eólica, y nuclear, para reformar su sector eléctrico.
Históricamente, Libia no ha experimentado cambios en la generación de electricidad baja en carbono a lo largo de las décadas. Desde 2004 hasta 2023, no se ha registrado ningún aumento en la generación solar, lo cual resalta una tendencia estática y preocupante frente a la urgente necesidad de disminuir la dependencia de combustibles fósiles. Esta falta de avance en la diversificación hacia fuentes limpias es crítica, considerando los beneficios económicos y ambientales que traen consigo estas tecnologías. Libia podría sacar provecho de políticas proactivas y estrategias de inversión en infraestructura limpia, aprendiendo de las experiencias internacionales para superar la inercia y avanzar hacia un futuro más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.