En 2022, casi la totalidad de la electricidad consumida en Libia provino de fuentes de combustibles fósiles, representando esta un impresionante 97% aproximadamente. Dentro de esta categoría, el gas fue particularmente dominante, constituyendo alrededor del 69% del total. Las importaciones netas de electricidad apenas contribuyeron con cerca de un 3%. La proporción de electricidad generada a partir de fuentes bajas en carbono, tales como solar, eólica, o nuclear, fue prácticamente nula. Esta dependencia casi total en combustibles fósiles no solo contribuye al cambio climático y la contaminación del aire, sino que también deja a Libia vulnerable a las fluctuaciones del mercado internacional de petróleo y gas.
Para avanzar hacia una mayor generación de electricidad baja en carbono, Libia podría inspirarse en las estrategias adoptadas por otros países. Por ejemplo, Francia ha alcanzado más de dos tercios de su electricidad a partir de energía nuclear, mientras que Dinamarca genera más de la mitad de su electricidad mediante energía eólica. Países con características climáticas similares a las de Libia, como Jordania y Marruecos, están incrementando su proporción de energía solar y eólica. Libia podría emular estas estrategias instalando plantas solares y parques eólicos, aprovechando sus abundantes recursos solares y eólicos, al tiempo que explorando la opción de desarrollar infraestructura nuclear segura y eficiente.
Históricamente, la contribución de la energía baja en carbono al sector eléctrico de Libia ha sido inexistente. Desde 2004 hasta 2022, no se registró ningún incremento en la generación de electricidad solar. Esta falta de desarrollo en energías limpias es una señal clara de que Libia necesita redoblar sus esfuerzos para diversificar sus fuentes de energía más allá de los combustibles fósiles. A través de la inversión en energía nuclear, eólica y solar, Libia podría comenzar a reducir significativamente su huella de carbono y asegurar un futuro energético más sostenible y seguro.