En el año 2023, el consumo de electricidad en Malasia muestra una clara dependencia a los combustibles fósiles. Más de la mitad de la electricidad, específicamente el 80.5%, proviene de estos recursos no renovables. El carbón constituye aproximadamente el 43.16%, mientras que el gas natural representa un 36.71%. En contraste, la electricidad baja en carbono posee una menor participación con el 19.5%. Dentro de esta categoría, la energía hidroeléctrica genera alrededor del 17.15% y la solar cerca del 1.73%, evidenciando una necesidad urgente de incrementar la proporción de fuentes limpias y sostenibles.
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, Malasia podría adoptar diversas estrategias exitosas empleadas por otros países. Francia y Eslovaquia, por ejemplo, generan más del 60% de su electricidad mediante energía nuclear, lo cual ha demostrado ser una fuente constante y eficiente de energía baja en carbono. De igual manera, países como Dinamarca y Uruguay han implementado fuertemente la energía eólica, alcanzando un 53% y 35% respectivamente de su electricidad a partir del viento. Por lo tanto, Malasia debería considerar expandir sus instalaciones nucleares y eólicas, aprendiendo de las experiencias de estos países para disminuir su dependencia en los combustibles fósiles y combatir los efectos negativos del cambio climático y la contaminación.
La historia de la electricidad baja en carbono en Malasia ha estado marcada predominantemente por la energía hidroeléctrica. En la década de los 80, se observó un aumento moderado en generación, como en 1984 con 1.7 TWh y en 1987 con 0.8 TWh. La década de los 90 tuvo fluctuaciones, destacando una reducción de 1.3 TWh en 1990 y otro descenso en 1997 de 1.3 TWh nuevamente. Sin embargo, en los años recientes ha habido crecimiento significativo; en 2016 la energía hidroeléctrica creció en 6.1 TWh, y en 2017 en 6.8 TWh, con incrementos adicionales en 2020 y 2021. La energía solar comenzó a ganar terreno en 2019 con 0.8 TWh de generación. Estos datos históricos subrayan tanto el potencial como la necesidad de diversificar y establecer fuentes adicionales de energía baja en carbono en Malasia.