En el Reino Unido, el consumo de electricidad en el período comprendido entre diciembre de 2023 y noviembre de 2024 se caracteriza por una notable dependencia de la electricidad baja en carbono, que representa aproximadamente el 60% del total. En cuanto a las fuentes de baja en carbono, casi un tercio proviene de la energía eólica, mientras que la energía nuclear aporta alrededor del 13%. Los biocombustibles contribuyen con algo más del 12% y la energía solar y la hidroeléctrica juntas apenas superan el 6%. Sin embargo, sigue habiendo una dependencia significativa de los combustibles fósiles, que, en su mayoría como gas, constituyen casi el 29% del consumo total de electricidad. Importaciones netas también juegan un papel esencial, sumando un poco más del 11%.
Para mejorar la generación de electricidad baja en carbono en el Reino Unido, sería beneficioso expandir las capacidades de energía nuclear y eólica, dado su papel destacado dentro del mix energético actual. Al observar a países que han logrado minimizar su dependencia de los combustibles fósiles mediante un uso intensivo de electricidad baja en carbono, el Reino Unido puede tomar como referencia a Francia, donde la energía nuclear representa el 68% de la electricidad, y a Dinamarca, cuyo enfoque en la energía eólica le permite consumir un 59% de su electricidad de esta fuente. Aprender de estos ejemplos e invertir significativamente en estas áreas puede ayudar al Reino Unido a aumentar su cuota de electricidad baja en carbono y avanzar hacia un futuro más limpio y sostenible.
Históricamente, el Reino Unido ha experimentado variaciones notables en la generación de electricidad nuclear. Durante la década de 1980, especialmente a mediados de la misma, hubo un incremento significativo en la producción nuclear, destacando aumentos de 10 TWh en 1984 y más de 8 TWh en 1989. Sin embargo, los años 2000 y las décadas siguientes fueron testigos de declives considerables, con reducciones masivas en 2000, 2007, y 2008. En contraste, la energía eólica ha visto un crecimiento constante en la última década, con picos en 2022 con un aumento de 15.3 TWh. Estos patrones históricos resaltan la vital importancia de seguir desarrollando tecnologías limpias y fiables para asegurar una transición energética efectiva.