En Nicaragua, en el año 2022, más de la mitad de la electricidad consumida provino de fuentes de energía baja en carbono, con una participación del 55.66%. Entre estas fuentes, los biocombustibles representaron el 17.55%, mientras que la energía geotérmica contribuyó con un 13.77%. La energía eólica y la hidroeléctrica también tuvieron papeles importantes, suministrando el 12.45% y el 11.32% respectivamente. Por otra parte, los combustibles fósiles aportaron un 25.47% a la matriz eléctrica del país, mientras que las importaciones netas de electricidad representaron el 18.87%.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Nicaragua podría expandir las instalaciones eólicas, ya que este tipo de energía ha demostrado ser eficaz en el país. A nivel internacional, países como Dinamarca y Uruguay destacan por su alta generación de energía eólica, con el 61% y el 36% de su electricidad proveniente de este recurso, respectivamente. Aprendiendo de estos ejemplos, Nicaragua podría invertir en desarrollar más parques eólicos y mejorar la infraestructura de transmisión para maximizar el aprovechamiento de esta forma de energía. Además, el país debería considerar las oportunidades que ofrecen las energías nucleares, inspirándose en Francia, donde el 67% de la electricidad proviene de centrales nucleares.
La historia de la electricidad baja en carbono en Nicaragua muestra fluctuaciones significativas. En las décadas de 1970 y 1980, hubo alzas y bajas en la generación hidroeléctrica, aunque fue en 1984 cuando la energía geotérmica hizo su primera aparición con un incremento de 0.2 TWh. A partir del año 2000, se observó una diversificación en las fuentes de energía baja en carbono; en 2012 hubo incrementos notables en la generación geotérmica y en 2013 la energía eólica también comenzó a emerger. Posteriormente, en 2014, la energía eólica tuvo otro aumento significativo de 0.3 TWh. En los últimos años, el biocombustible también aumentó su participación, con un incremento notable en 2021. Esta evolución demuestra un compromiso creciente de Nicaragua con la adopción de tecnologías bajas en carbono.