En 2023, el consumo de electricidad en Venezuela muestra una impresionante predominancia de fuentes de energía baja en carbono, representando más del 78% del total, casi en su totalidad gracias a la energía hidroeléctrica. Esto destaca a Venezuela como uno de los países que más aprovecha la electricidad limpia, con un impacto ambiental mucho menor en comparación con los combustibles fósiles. Por otro lado, las fuentes basadas en combustibles fósiles, principalmente el gas, constituyen una cifra menor, un poco más del 21% de la generación eléctrica total. Este enfoque hacia las fuentes de energía más limpias permite a Venezuela mantener una huella de carbono reducida en su producción de electricidad.
Para aumentar aún más la generación eléctrica baja en carbono, Venezuela podría considerar aprender de países que han desarrollado exitosamente tecnologías nucleares y eólicas. Francia, por ejemplo, genera un impresionante 68% de su electricidad mediante energía nuclear. Aunque Venezuela no tiene actualmente infraestructura nuclear, la inversión en esta tecnología podría diversificar su matriz energética y reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Por otro lado, países como Uruguay han logrado generar más de una cuarta parte de su electricidad a partir de energía eólica, una opción viable para Venezuela dada su ubicación y condiciones geográficas. Otra opción a explorar sería la energía solar, siguiendo el ejemplo de países como Líbano que genera casi un tercio de su electricidad de esta manera.
Históricamente, la generación de electricidad baja en carbono en Venezuela ha estado dominada por el desarrollo de la energía hidroeléctrica. En la década de los ochenta y noventa, hubo un crecimiento constante en la generación de energía hidroeléctrica, alcanzando incrementos significativos en varios años, incluidos 1985, 1987 y 1991. Sin embargo, a partir de 2010, las fluctuaciones en la generación se hicieron más pronunciadas, con declives importantes observados en 2010, 2014, 2015 y 2019. A pesar de estos desafíos, la capacidad hidroeléctrica se recuperó significativamente en 2020, lo que permitió un aumento considerable de 12,9 TWh. Esta historia refleja la importancia de continuar fortaleciendo y diversificando las fuentes de energía limpia para asegurar la sostenibilidad a largo plazo del suministro eléctrico en Venezuela.