En 2022, el consumo de electricidad en Venezuela se basó principalmente en fuentes de baja en carbono, representando más de tres cuartas partes del total de la generación eléctrica. La energía hidroeléctrica fue la principal contribuyente, constituyendo casi la totalidad del sector de baja en carbono con un 77.6%. En contraste, la energía generada a partir de combustibles fósiles, como el gas, comprendió un poco más de una quinta parte del total, con el gas teniendo una participación significativa del 15.6%. Este enfoque en la energía hidroeléctrica ha permitido a Venezuela mantener una huella de carbono relativamente baja en su producción de electricidad, a pesar de todavía tener una dependencia notable de los combustibles fósiles.
Para aumentar aún más su generación de electricidad baja en carbono, Venezuela podría aprender de la diversidad de fuentes de energía limpia utilizada en otros países. Francia y Eslovaquia han logrado un elevado porcentaje de generación eléctrica nuclear, con un 67% y 60% respectivamente, demostrando cómo la energía nuclear puede complementar de manera efectiva las fuentes hidroeléctricas. Además, Uruguay y Dinamarca ofrecen ejemplos en la implementación exitosa de energía eólica, alcanzando el 36% y 59% de su generación eléctrica, respectivamente. Venezuela podría explorar este tipo de combinaciones energéticas, diversificando sus fuentes limpias más allá de la hidroeléctrica y considerando la nuclear, eólica y solar.
Observando el historial de generación de electricidad baja en carbono de Venezuela, es notable cómo la energía hidroeléctrica ha experimentado fluctuaciones significativas a lo largo de los años. Durante la década de los años 80 y principios de los 90, hubo un crecimiento constante en la capacidad de energía hidroeléctrica, con incrementos notables en los años 1985, 1987 y 1991. Sin embargo, desde el año 2010, se ha observado una tendencia negativa, con disminuciones significativas en los años 2010, 2015 y 2016. A pesar de estas caídas, los años recientes han mostrado signos de recuperación, especialmente en 2020 con un incremento positivo en la generación hidroeléctrica. Esta historia enfatiza la importancia de la diversificación en la transición hacia una generación eléctrica más sostenible.