En el año 2023, el consumo de electricidad en Irak está dominado por los combustibles fósiles, que representan más del 96% de toda la generación eléctrica, con el gas contribuyendo a casi el 57% del total. Por otro lado, las importaciones netas de electricidad son mínimas, alcanzando solo un poco más del 2%, y la generación de electricidad baja en carbono es realmente insignificante, formando apenas poco más del 1% del total. Esta fuerte dependencia de los combustibles fósiles no es sostenible a largo plazo, dadas las preocupaciones globales por el cambio climático y la contaminación del aire, haciendo crucial que Irak diversifique su matriz energética hacia fuentes más limpias y sostenibles.
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, Irak puede observar y aprender de otros países que han tenido éxito en la transición hacia una matriz energética más limpia. Por ejemplo, Francia es un líder en el uso de energía nuclear, generando un 68% de su electricidad a partir de esta fuente. Asimismo, Líbano y Chile han logrado proporciones significativas de energía solar, con el 31% y el 22% de su generación eléctrica, respectivamente. Dada la similitud climática y geográfica con Irak, Líbano y otros países de Oriente Medio pueden servir de inspiración para que Irak desarrolle su potencial en energía solar, mientras que la experiencia de Francia podría alentar la inversión en tecnología nuclear como fuente confiable y limpia de electricidad.
La historia de la electricidad baja en carbono en Irak, basada principalmente en la energía hidroeléctrica, ha sido inestable a lo largo de los años. En la década de 1980, Irak experimentó un impulso significativo en la generación hidroeléctrica, con un aumento de 2 TWh en 1987. Sin embargo, desde entonces, el crecimiento ha sido intermitente y marcado por declives notables, como en 1991 con una disminución de 1.7 TWh. En las primeras dos décadas del siglo XXI, la energía hidroeléctrica ha vivido fluctuaciones, con un ligero repunte en 2019 pero continuas caídas en los años siguientes. En 2020, Irak comenzó a incursionar en la energía solar con una pequeña adición de 0.3 TWh, lo cual muestra un primer paso hacia un futuro con más energía baja en carbono, aunque queda claro que el país necesita acelerar sus esfuerzos en este ámbito para alcanzar una matriz energética más sostenible.