En 2022, el estado del consumo de electricidad en Fiji refleja una apuesta considerable por fuentes de energía bajas en carbono. Más de la mitad de la electricidad en el país, alrededor del 60%, proviene de fuentes bajas en carbono, con la energía hidroeléctrica representando casi el 55%. Los biocombustibles contribuyen con aproximadamente un 4% al total de electricidad generada. Sin embargo, una parte importante del consumo eléctrico en Fiji, más del 40%, sigue dependiendo de los combustibles fósiles, que son notorios por sus efectos perjudiciales en el cambio climático y la contaminación del aire. Esta mezcla destaca la necesidad de continuar mejorando la proporción de energía limpia en el mix eléctrico del país.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Fiji puede mirar ejemplos de otros países que han tenido éxito en la transición hacia fuentes de energía sostenibles. Por ejemplo, Dinamarca genera una impresionante proporción del 61% de su electricidad a partir del viento, lo que demuestra el potencial de la energía eólica en regiones con recursos de viento adecuados. Uruguay, un país con ciertas similitudes climáticas con Fiji, obtiene un 36% de su electricidad a partir del viento, lo cual es un ejemplo inspirador de cómo las pequeñas naciones pueden liderar en energías limpias. Además, la promoción de la energía solar, como en Grecia y Chile donde alcanza cerca del 20%, puede ser una vía eficaz para reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
Históricamente, la evolución de la electricidad baja en carbono en Fiji ha estado marcada principalmente por desarrollos en la energía hidroeléctrica. En la década de los 80, específicamente en 1984, hubo un aumento de 0.3 TWh en la generación hidroeléctrica, significativo para la época. Los años 90 y 2000 vieron pequeños incrementos de 0.1 TWh, como en 1990 y 2001, intercalados con períodos de menor actividad. A partir de 2007, se puede observar una tendencia positiva nuevamente, aunque con ciertos altibajos, como en 2010 y 2014 donde hubo reducciones. Estos cambios reflejan los desafíos de mantener un crecimiento consistente en energía hidroeléctrica, subrayando la necesidad de diversificar en otras formas de energía baja en carbono para asegurar un suministro eléctrico sostenible y seguro para el futuro.