En 2022, Fiji ha logrado depender en gran medida de la electricidad baja en carbono, con más de la mitad de su consumo eléctrico proveniente de fuentes limpias. La mayor parte de esta electricidad baja en carbono proviene de la energía hidroeléctrica, que contribuye con un 55% del total. Los biocombustibles añaden aproximadamente un 4%, complementando el mix de energías bajas en carbono. Por otro lado, los combustibles fósiles todavía representan alrededor del 40% de la generación eléctrica del país, lo que sugiere que hay margen para reducir la dependencia de estas fuentes y reducir así las emisiones y el impacto ambiental negativo asociado con los combustibles fósiles.
Para que Fiji pueda incrementar su generación de electricidad baja en carbono, podría inspirarse en países como Dinamarca y Uruguay, que han logrado generar una proporción importante de su electricidad a partir de energía eólica, con un 59% y 36%, respectivamente. Dado el potencial del recurso eólico en regiones similares, Fiji podría beneficiarse significativamente al expandir su capacidad eólica y quizás también la solar, al igual que Grecia, que ha implementado con éxito la energía solar, obteniendo un 22% de su electricidad de esta fuente. Estos ejemplos demuestran que es posible disminuir la dependencia de combustibles fósiles mediante el aumento de capacidades de energía eólica y solar.
Históricamente, Fiji ha sostenido un crecimiento gradual en la capacidad de generación de electricidad baja en carbono principalmente a través de la energía hidroeléctrica. Desde los años 1980, ha habido pequeños incrementos en la producción hidroeléctrica, con algunos años en la década de 1990 y 2000 mostrando un incremento constante. Sin embargo, hubo períodos de estancamiento e incluso leves declives durante todo este tiempo, especialmente notables en los años donde la producción hidroeléctrica no mostró cambios significativos o disminuyó, como en 2003 y 2010. A pesar de esto, este trasfondo ilustra un compromiso continuo con el desarrollo de fuentes bajas en carbono, sentando una base estable sobre la cual construir un futuro energético más sostenible.