Paraguay ha logrado una hazaña notable en el ámbito de la electricidad: el 100% de su consumo eléctrico proviene de fuentes de electricidad baja en carbono. La inmensa mayoría, casi el 100%, es generada mediante energía hidroeléctrica, una forma de energía limpia y sostenible. Además, Paraguay es un exportador neto significativo de electricidad, lo que no solo beneficia económicamente al país, sino que también ayuda a sus naciones vecinas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, el siguiente desafío para Paraguay es electrificar otros sectores como el transporte, la calefacción y la industria. Lograr esto requerirá un aumento significativo en la generación de electricidad limpia.
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, Paraguay podría considerar diversificar su mix de generación incorporando otras fuentes de energía limpia como la energía eólica y solar. Estas tecnologías han avanzado y sus costos han disminuido, lo que las convierte en alternativas viables y complementarias a la energía hidroeléctrica. También, puede ser beneficioso evaluar la posibilidad de incorporar energía nuclear, que es una fuente confiable y de baja emisión de carbono. La diversificación no solo proporcionaría mayor resiliencia y estabilidad en el suministro eléctrico, sino que también aseguraría una capacidad de generación suficiente para soportar la transición de otros sectores hacia la electrificación.
La historia de generación de electricidad baja en carbono en Paraguay está profundamente ligada a la energía hidroeléctrica. En la segunda mitad de los años 80, el país experimentó incrementos significativos: 3 TWh en 1985, 7.8 TWh en 1986, y 6.7 TWh en 1987. Durante los 90s, notables aumentos se registraron en 1993 (4.3 TWh), 1994 (5 TWh), y 1995 (5.7 TWh). Sin embargo, en 2001 hubo una disminución considerable de 8.2 TWh. En la última década ha habido fluctuaciones, con un aumento de 8 TWh en 2016 y descensos importantes en 2019 (-9.8 TWh) y 2021 (-5.8 TWh). Finalmente, en 2022, se observó un ligero aumento de 3.3 TWh, mostrando la capacidad del país para recuperar y mantener su producción de energía hidroeléctrica.