En 2022, Nepal generó cerca de 10 TWh de electricidad baja en carbono, con la energía hidroeléctrica contribuyendo a la inmensa mayoría, sumando 9,67 TWh, mientras que las importaciones netas representaron 1,25 TWh. Estos datos indican que casi toda la electricidad del país proviene de fuentes limpias, lo que es notablemente positivo desde una perspectiva ambiental. Sin embargo, en términos de electricidad generada por persona, Nepal se queda muy por debajo del promedio mundial de 3606 vatios por persona, lo que podría limitar el desarrollo económico y social del país debido a la falta de acceso confiable a la electricidad, afectando potencialmente la calidad de vida y el crecimiento económico.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Nepal podría aprender de otros países que han tenido éxito en el uso de energía eólica y solar. Por ejemplo, la India, un país similar en desarrollo, ha aumentado su generación solar a 125 TWh y su generación eólica a 92 TWh. Además, Brasil ha conseguido generar 97 TWh de energía eólica, reflejando su compromiso con el uso de recursos naturales abundantes y relativamente fáciles de instalar. Implementar políticas que incentiven la inversión en energía solar y eólica, junto con posibles iniciativas para explorar la energía nuclear, podría ayudar significativamente a Nepal a diversificar sus fuentes de energía y mejorar su capacidad de producción de electricidad baja en carbono.
La historia de la generación de electricidad baja en carbono en Nepal ha estado dominada por la energía hidroeléctrica, con un crecimiento constante desde la década de 1990. Durante los años 90 y principios de los 2000, el país observó incrementos modestos pero constantes en su capacidad hidroeléctrica, con una disminución ocasional en 1997 y 2015. Sin embargo, desde 2016 se han registrado aumentos más significativos, especialmente en 2021 cuando la generación hidroeléctrica se disparó en 3,4 TWh. Estos incrementos reflejan el compromiso de Nepal para aprovechar su potencial hidroeléctrico, aunque es importante reconocer las limitaciones de centrarse únicamente en una fuente de energía. Diversificar hacia otras formas de electricidad baja en carbono como la solar o la eólica podría proporcionar más resiliencia y estabilidad al sistema eléctrico del país.