En el año 2022, el consumo de electricidad en las Bahamas se basaba completamente en combustibles fósiles. Esto significa que toda la electricidad generada provenía del uso de petróleo, gas o carbón, sin ninguna contribución de fuentes de energía baja en carbono como la energia nuclear, eólica, solar o geotérmica. Dependiendo exclusivamente de combustibles fósiles no solo implica una mayor emisión de gases de efecto invernadero, sino también una dependencia volátil de los precios del petróleo y problemas asociados a la contaminación del aire y al cambio climático.
Las Bahamas pueden aprender de otros países para incrementar su generación de electricidad baja en carbono. Por ejemplo, Uruguay ha logrado generar casi 35% de su electricidad a partir de energía eólica, lo cual sería un modelo interesante dado su perfil geográfico similar al de las Bahamas. Además, países como Yemen y Chile están aprovechando la energía solar para generar significativamente una quinta parte de su electricidad. Ambos tipos de energía, la eólica y la solar, son ideales para el clima y la posición geográfica de las Bahamas, con abundantes días soleados y vientos constantes. Integrar proyectos eólicos y solares podría ser una excelente estrategia para diversificar su matriz energética y reducir la dependencia de combustibles fósiles.
Históricamente, las Bahamas no han tenido casi ninguna generación de electricidad baja en carbono significativa. No hay registros de cambio notable en la generación de energía limpia en las décadas pasadas, lo que subraya una continua dependencia de combustibles fósiles. La falta de modificaciones en estas tendencias a lo largo del tiempo destaca la necesidad urgente de adoptar nuevas políticas energéticas y tecnologías limpias. Es esencial que las Bahamas se enfoquen en invertir en infraestructuras para energía eólica y solar, siguiendo ejemplos exitosos de otros países, para avanzar hacia un futuro energético más sostenible y responsable con el medio ambiente.