En el año 2022, el estado del consumo de electricidad en la Polinesia Francesa muestra que más de la mitad de la electricidad generada (específicamente, el 66,2%) proviene de combustibles fósiles. Sin embargo, existe un esfuerzo notorio hacia una transición hacia fuentes más limpias, evidenciado por el hecho de que la electricidad baja en carbono representa una porción significativa con un 33,8% del total. Dentro de esta categoría, la mayor contribución proviene de la energía hidroeléctrica con casi un 27%, seguida por la solar con poco más de un 7%. Esto ilustra que si bien hay avances hacia la disminución de la dependencia de combustibles fósiles, todavía queda un camino por recorrer para lograr un equilibrio más sustentable.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, la Polinesia Francesa podría aprender de países que han tenido éxito en esta transición. Por ejemplo, Dinamarca ha alcanzado un impresionante 52% de electricidad a partir de energía eólica, mientras que en estudios más tropicales, como Chile, la energía solar representa un 22%. Así, la Polinesia Francesa podría incrementar sus capacidades solares aprovechando su ubicación geográfica favorable. Además, el estudio de experiencias internacionales sugiere que la diversificación, incluyendo la energía solar y eólica, podría ser una estrategia viable para este país insular, disminuyendo así su dependencia de los combustibles fósiles y contribuyendo a mitigar el cambio climático.
La historia de la electricidad baja en carbono en la Polinesia Francesa muestra un crecimiento lento pero constante a lo largo de las décadas. Desde principios de los años 2000, la energía hidroeléctrica se mantuvo estable, con un leve aumento de 0.1 TWh en 2010, pero retrocediendo la misma cantidad en 2011 y 2013. La inclusión de la energía solar apareció por primera vez en 2011, aunque con un crecimiento prácticamente nulo durante los años posteriores. Esta estabilidad sugiere que, mientras hay una infraestructura existente para apoyar la energía baja en carbono, se requiere de inversiones adicionales y políticas de incentivos para acelerar el incremento en la capacidad de generación con fuentes limpias, especialmente dado el potencial solar inherente de la región.