En 2022, el consumo de electricidad en la Polinesia Francesa se basó principalmente en combustibles fósiles, que representaron más de dos tercios de la generación total de electricidad. La electricidad baja en carbono, que incluye tanto la energía hidroeléctrica como la solar, constituyó casi un tercio del total. La energía hidroeléctrica fue la fuente predominante de electricidad baja en carbono, con más de una cuarta parte del total, mientras que la solar aportó alrededor del 7%. Este panorama indica una fuerte dependencia de los combustibles fósiles, lo cual plantea desafíos en términos de sostenibilidad y lucha contra el cambio climático.
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, la Polinesia Francesa puede aprender de las experiencias de otros países. Aunque la Polinesia Francesa no tiene acceso directo a la energía nuclear, la diversificación hacia otras energías bajas en carbono como la solar sería viable. Países comparables que han tenido éxito en la transición energética incluyen a Grecia y Chile, donde la solar representa el 22% y el 21% respectivamente del mix eléctrico. Además, se puede considerar el desarrollo de la energía eólica, siguiendo el ejemplo de Uruguay, donde el viento genera el 36% de la electricidad. Estas alternativas podrían reducir la dependencia de los combustibles fósiles y mejorar la sostenibilidad energética de la región.
A través de la historia reciente, la electricidad baja en carbono en la Polinesia Francesa ha mostrado ciertas fluctuaciones. En los años 2000, la generación de energía hidroeléctrica se mantuvo constante, sin cambios significativos hasta 2010 cuando se incrementó ligeramente. Posteriormente, en 2011, hubo una pequeña disminución en la generación hidroeléctrica, seguida de una serie de años sin cambios notables. Sin embargo, a partir de 2011, aunque la solar ha mostrado crecimiento cero en varios momentos, su contribución ha ido estableciéndose como una opción complementaria a la hidroeléctrica. Aunque el progreso ha sido limitado, el respaldo a las fuentes de energía baja en carbono podría ser clave para un futuro más sostenible.