En 2021, el consumo de electricidad en Afganistán dependía en gran medida de las importaciones netas. A pesar de que estas importaciones representan más de 5 teravatios-hora (TWh), esto se encuentra por debajo del promedio global de consumo de electricidad, que se sitúa en 410 vatios por persona. Esta dependencia hacia importaciones de energía y la baja producción interna de energía baja en carbono, puede tener consecuencias significativas en términos de seguridad energética y medio ambiente. La falta de generación de energía local limpia y sostenible limita la capacidad de Afganistán para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y lidiar de manera efectiva con el cambio climático.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Afganistán podría aprender de países que han tenido éxito en este frente. Por ejemplo, la República Popular de China y los Estados Unidos han logrado un progreso significativo en la generación de electricidad baja en carbono utilizando la energía eólica y la energía nuclear, generando 964 y 775 TWh, respectivamente. Otras naciones como India y Brasil han tenido éxito en la generación de electricidad utilizando energía solar y eólica. Considerando la ubicación geográfica de Afganistán y su clima, el país tiene un gran potencial para la generación de energía solar y eólica.
La historia de la generación de electricidad baja en carbono en Afganistán ha estado dominada por la energía hidroeléctrica. A lo largo de las décadas, ha habido altibajos en la generación de electricidad hidroeléctrica. Durante la primera mitad de los años 90, hubo un ligero descenso en la generación de energía hidroeléctrica. Sin embargo, a partir de 2001, la generación de energía hidroeléctrica experimentó un aumento modesto antes de ver otro leve descenso en 2008. A pesar de estas fluctuaciones, la energía hidroeléctrica ha seguido siendo una parte importante de la matriz energética de Afganistán a pesar de los desafíos persistentes.