Actualmente, el consumo de electricidad en Singapur se caracteriza por un predominio casi total de los combustibles fósiles, que representan más del 97% de la generación eléctrica total. Dentro de esta categoría, el gas ocupa la mayor parte, con un 95.73% del total de electricidad generada. En contraste, las fuentes de electricidad baja en carbono como la energía solar apenas alcanzan un poco más del 2% del total. Entre septiembre de 2023 y agosto de 2024, esta dependencia de combustibles fósiles muestra la necesidad urgente de diversificar hacia fuentes más limpias para reducir el impacto medioambiental.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Singapur podría aprender de otros países que han tenido éxito en la implementación de estas tecnologías. Por ejemplo, se puede observar el caso de Francia, donde la energía nuclear representa el 68% de la electricidad generada. Aunque Singapur no cuenta actualmente con energía nuclear, podría explorar la viabilidad de esta opción basándose en las experiencias de países similares en tamaño como Eslovenia, que obtiene un 34% de su electricidad de la energía nuclear. Además, Singapur podría seguir el ejemplo de la región de los Países Bajos y Dinamarca, donde la energía eólica ha sido desarrollada de manera significativa, alcanzando más del 28% y 59% respectivamente, destacando su potencial en términos de generación eléctrica limpia.
La historia de la electricidad baja en carbono en Singapur muestra una evolución lenta en las últimas décadas. A finales de la década de 1980 y principios de 1990, la contribución de biocombustibles apenas incrementó en pequeñas fracciones de TWh. A lo largo de los años 2000 y 2010, la generación con biocombustibles continuó con incrementos marginales. En 2016, Singapur comenzó a introducir la energía solar en su red eléctrica, con pequeñas adiciones anuales de generación que se han mantenido hasta la actualidad, alcanzando un incremento notable de 0.3 TWh por año entre 2022 y 2024. Esto sugiere una tendencia positiva hacia una transición energética más limpia, aunque aún queda un largo camino por recorrer para alcanzar un mix energético más equitativo y sustentable.