En 2020, el estado del consumo de electricidad en Bermuda dependía completamente de los combustibles fósiles, alcanzando el 100% de la generación de electricidad total. Esto significa que no existía ninguna producción de electricidad baja en carbono en la isla, lo cual implica una total dependencia de fuentes contaminantes como el petróleo, el gas y el carbón. Esta situación no solo incrementa las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo al cambio climático, sino que también incrementa la vulnerabilidad a los precios fluctuantes de los combustibles fósiles en el mercado internacional, lo que puede afectar negativamente la economía y el costo de vida en Bermuda.
Para que Bermuda aumente su generación de electricidad baja en carbono, puede adoptar lecciones de países que han tenido éxito en implementar estas fuentes de energía. Países como Dinamarca, que genera más de la mitad de su electricidad a través de energía eólica, muestran que las condiciones adecuadas de viento pueden aprovecharse incluso en áreas limitadas geográficamente. Por su parte, Francia, que obtiene más de dos tercios de su electricidad de fuentes nucleares, evidencia la capacidad de la energía nuclear para ofrecer un suministro eléctrico basal sostenible y de bajas emisiones. Siguiendo estos ejemplos, Bermuda podría considerar seriamente el desarrollo de infraestructura para energía eólica y nuclear, aprovechando sus características geográficas y apostando por soluciones tecnológicas avanzadas para satisfacer sus necesidades energéticas de forma sostenible.
Históricamente, Bermuda no ha registrado ningún cambio en la generación de electricidad baja en carbono, ya que los datos históricos no muestran aumentos o disminuciones en el uso de energías limpias en la isla. Esta ausencia de inversiones o intentos significativos en desarrollar electricidad baja en carbono señala una área de mejora crítica para el futuro energético del archipiélago. Dada esta falta de progreso histórico, resulta aún más vital que se implementen políticas proactivas para incorporar energías limpias como la nuclear, eólica y solar, transformando así el perfil energético de Bermuda hacia un futuro más sustentable y económicamente estable.