Electricidad en Islas Turcas y Caicos en 2023
Actualmente, en Islas Turcas y Caicos, la totalidad de la electricidad consumida proviene de combustibles fósiles. Esto significa que hay una completa dependencia de fuentes como el petróleo, el gas y el carbón, sin ninguna contribución de fuentes de energía baja en carbono o limpia. Es una situación que genera preocupación debido a los impactos ambientales asociados, como las emisiones de gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático y la contaminación del aire, afectando la salud pública.
¿Está creciendo la electricidad en Islas Turcas y Caicos?
En cuanto al crecimiento del consumo eléctrico en Islas Turcas y Caicos, los datos más recientes de 2023 indican un consumo de 5631 kWh por persona. Este registro representa una disminución notable de 1640 kWh por persona en comparación con el pico alcanzado en 2017, que era de 7271 kWh por persona. Desde hace dos décadas, la generación de electricidad baja en carbono ha permanecido en cero, lo que significa que no ha habido avances en el desarrollo de energía limpia. Esta situación implica una preocupante falta de mejora en el uso y la generación de electricidad de fuentes bajas en carbono.
Sugerencias
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, Islas Turcas y Caicos podría seguir ejemplos de otras regiones exitosas. La energía solar es una opción viable y ha demostrado su eficacia en regiones como Marruecos, Chipre y California, donde genera una parte sustancial de electricidad. Además, la energía nuclear, que representa una gran parte del suministro eléctrico en países como Francia y Eslovaquia, podría también ser considerada. Ambas fuentes ofrecen soluciones limpias y eficientes que pueden ayudar a reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
Historia
La historia de la electricidad baja en carbono en Islas Turcas y Caicos es bastante estática, ya que a lo largo de los años no se han registrado cambios significativos en la generación de electricidad limpia. Desde el año 2000, la contribución de las fuentes bajas en carbono se ha mantenido en cero, reflejando una falta de iniciativa en la transición hacia fuentes de energía más sostenibles. Es necesario reflexionar sobre esta inactividad y considerar estrategias de inversión en infraestructuras que puedan acelerar el cambio hacia un futuro energético más limpio y sostenible.