En el año 2023, el estado del consumo de electricidad en las Islas Turcas y Caicos muestra una dependencia total de los combustibles fósiles. Toda la electricidad generada está basada en fuentes de energía como el petróleo, lo que significa que el país no está utilizando ninguna forma de electricidad baja en carbono o limpia. Esto impacta negativamente no solo en el medio ambiente debido a la emisión de gases contaminantes y el cambio climático, sino que también deja al país vulnerable a las fluctuaciones de los precios globales del petróleo y la incertidumbre en el suministro de combustibles fósiles.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, las Islas Turcas y Caicos pueden aprender de naciones que han logrado avances significativos en este ámbito. Países como Dinamarca han conseguido generar más de la mitad de su electricidad con energía eólica, mientras que Irlanda y Grecia también tienen proporciones significativas de generación eólica. En términos de energía solar, el Líbano y Chipre han avanzado generando casi un tercio y un quinto de su electricidad, respectivamente, con esta tecnología. Siguiendo estos modelos, las Islas Turcas y Caicos podrían invertir estratégicamente en la infraestructura de energía eólica y solar para aprovechar su clima ventoso y soleado.
Históricamente, las Islas Turcas y Caicos no han reportado cambios o desarrollos significativos en la generación de electricidad baja en carbono. Esto indica que durante los años pasados, el país ha mantenido una estrategia energética estática, centrada exclusivamente en combustibles fósiles. Un cambio proactivo hacia la inversión en tecnologías limpias como la energía eólica, solar o incluso nuclear, podría situar al país en una trayectoria más sostenible y resiliente para el futuro. Implementar políticas incentivadoras para atraer inversión en energías limpias y generar conciencia sobre sus beneficios también sería clave para transicionar hacia un modelo energético más sustentable.