En 2022, el consumo de electricidad en las Islas Turcas y Caicos fue generado al 100% por combustibles fósiles, sin ninguna contribución de fuentes de energía baja en carbono. Esto significa que toda la electricidad provino de fuentes como petróleo, gas y otros combustibles fósiles, lo cual trae consigo preocupaciones significativas sobre el impacto ambiental, incluyendo las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación del aire. Esta dependencia total de los combustibles fósiles resalta la necesidad urgente de diversificar la matriz energética del país hacia fuentes más limpias y sostenibles.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, las Islas Turcas y Caicos pueden aprender de países que han tenido éxito en la transición hacia energías limpias. Por ejemplo, Dinamarca genera más de la mitad de su electricidad a partir de la energía eólica, lo que demuestra el potencial de este recurso para países costeros o con viento abundante. Uruguay también ha logrado un notable 36% usando la energía eólica. En cuanto a la energía solar, Grecia y Chile han capitalizado su abundante sol para generar cerca de una quinta parte de su electricidad. Estos ejemplos destacan cómo el desarrollo de infraestructuras adecuadas y la inversión en investigación pueden hacer que las energías solar y eólica sean fuentes viables y significativas de electricidad baja en carbono.
Históricamente, las Islas Turcas y Caicos no han tenido cambios significativos en la producción de electricidad baja en carbono. No se registran aumentos en la generación a partir de fuentes como energía eólica, solar o nuclear en los años anteriores, lo que sugiere una falta de inversión y desarrollo en estas áreas. Sin embargo, esta ausencia también ofrece una oportunidad para empezar desde cero y construir un sistema energético moderno y sostenible. Implementar políticas que favorezcan la inversión en tecnologías limpias podría ser el primer paso hacia un futuro más verde para el archipiélago.