En 2022, la situación del consumo de electricidad en las Islas Turcas y Caicos muestra una dependencia total de los combustibles fósiles, representando el 100% de la electricidad generada. Esto implica que no hay participación de fuentes de energía baja en carbono, como la nuclear, la eólica o la solar, en el mix energético del país. La dependencia de los combustibles fósiles implica riesgos significativos para el medio ambiente, como el cambio climático y la contaminación del aire, y plantea la necesidad urgente de diversificar las fuentes de energía hacia opciones más sostenibles.
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, las Islas Turcas y Caicos pueden mirar hacia países que han tenido éxito en la implementación de estas fuentes. Por ejemplo, Uruguay, con condiciones geográficas posiblemente similares, genera más de un tercio de su electricidad a partir de la energía eólica. La experiencia de países europeos como Grecia y Chipre, que obtienen más del 20% y alrededor del 17% respectivamente de su electricidad de la energía solar, también puede ser instructiva. Además, la expansión de proyectos solares y eólicos puede ser complementada con tecnología nuclear, que ha demostrado ser eficaz en países como Francia y Eslovaquia, donde representa más de la mitad de su generación eléctrica.
La historia de la electricidad baja en carbono en las Islas Turcas y Caicos está marcada por una ausencia de generación sostenible en el pasado. No hay datos históricos que indiquen la incorporación de energías bajas en carbono en el mix energético del archipiélago, lo que resalta aún más la urgencia de una transición verde. Adoptar estrategias exitosas de otros países e invertir en infraestructura adecuada para integrar la energía eólica y solar puede ser clave para promover una transición hacia un sistema energético más limpio y sostenible en los próximos años.