En 2022, el consumo de electricidad en Guyana dependío en gran medida de los combustibles fósiles, con más del 98% de la electricidad proveniente de estas fuentes. La proporción de electricidad baja en carbono fue casi insignificante, representando solo el 1.75%. Dentro de este pequeño porcentaje de fuentes de energía baja en carbono, el gas fue el único componente. Esta fuerte dependencia de los combustibles fósiles contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero y a la contaminación del aire, problemas cruciales a nivel global y local.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Guyana puede inspirarse en países que han tenido éxito en la integración de fuentes limpias. Uruguay, por ejemplo, genera el 36% de su electricidad a partir de la energía eólica. Este país sudamericano presenta similitudes con Guyana, incluyendo su tamaño y condiciones climáticas favorables para la energía eólica. Además, las experiencias de países europeos como Dinamarca, donde el 61% de la electricidad proviene del viento, muestran que la inversión en tecnología y la implementación de políticas de apoyo son esenciales. Francia y Eslovaquia también demuestran el potencial del nuclear al cubrir el 67% y el 60% de su electricidad respectoivamente con esta fuente.
A lo largo de las últimas dos décadas, la historia de la electricidad baja en carbono en Guyana ha sido prácticamente inexistente. Desde el año 2000 hasta el 2016, no se registraron cambios significativos en la generación de electricidad a partir de biocombustibles. Entre 2017 y 2020, se intentaron pequeños avances con la energía solar, aunque sin un cambio notable en la aportación total. Esta falta de progreso subraya la necesidad urgente para Guyana de implementar estrategias y aprender de los ejemplos exitosos alrededor del mundo para diversificar su matriz eléctrica y reducir su dependencia de los combustibles fósiles.