En el período de noviembre de 2023 a octubre de 2024, el consumo de electricidad en Montenegro presenta una imagen diversa en cuanto a las fuentes de generación. Más de la mitad de la electricidad se genera a partir de fuentes de baja emisión de carbono, representando el 48,45% del total. Dentro de esta categoría, la energía hidroeléctrica es la fuente predominante con un 40,79%, mientras que la energía eólica aporta un 7,66%. A pesar de estos esfuerzos hacia energía más limpia, Montenegro aún depende en gran medida de los combustibles fósiles, ya que el carbón representa casi un tercio del total (32,76%). Adicionalmente, Montenegro recurre a importaciones netas para cubrir aproximadamente el 18,79% de su demanda eléctrica, lo que resalta la necesidad de aumentar la capacidad de generación nacional de energía baja en carbono.
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, Montenegro puede aprender de países que han sido exitosos en esta área. Por ejemplo, Francia genera un impresionante 67% de su electricidad a partir de la energía nuclear. Similarmente, Eslovaquia y Ucrania dependen de la nuclear para más de la mitad de su generación eléctrica. Dado que la tecnología nuclear no emite dióxido de carbono durante la producción de electricidad, Montenegro podría considerar la expansión de su infraestructura nuclear. Por otra parte, el enfoque de Dinamarca en la energía eólica, que produce el 59% de su electricidad a partir de esta fuente, proporciona otra lección valiosa. Dado el aumento del uso de energía eólica en países como Irlanda y Uruguay, Montenegro podría beneficiarse al invertir también en la energía eólica, especialmente considerando que ya tiene una base en esta área.
Mirando la historia reciente de la electricidad baja en carbono en Montenegro, se observa que la producción de energía hidroeléctrica ha mostrado fluctuaciones significativas. En el período de 2006 hasta finales de la década de 2010, hubo años de aumentos y disminuciones en la generación hidroeléctrica, con un notable descenso de 1,5 TWh en 2011, y repuntes como el aumento de 1,1 TWh en 2018. A partir de 2019, la energía eólica comenzó a contribuir, sumando 0,2 TWh en ese año. Estas variaciones históricas subrayan la necesidad de diversificar las fuentes de electricidad baja en carbono para asegurar un suministro eléctrico más estable y sostenible en el futuro. Tal diversificación no solo ayudaría a mejorar la seguridad energética del país, sino que también contribuiría a la reducción de las emisiones de carbono, alineándose con los objetivos globales de mitigación del cambio climático.