En 2024, Islandia ha logrado un notable éxito, obteniendo casi la totalidad de su electricidad, el 99.98%, de fuentes de energía baja en carbono. En este esfuerzo, la energía hidroeléctrica desempeña un papel crucial aportando más de dos tercios de la electricidad consumida en el país, mientras que aproximadamente un tercio proviene de la energía geotérmica. Estos logros hacen de Islandia un modelo ejemplar en la transición hacia la electricidad limpia, casi sin depender de combustibles fósiles para este sector. Sin embargo, el próximo desafío es electrificar sectores como el transporte, la calefacción y la industria, lo cual demandará un incremento significativo en la generación de electricidad baja en carbono.
Para satisfacer la creciente demanda de electricidad baja en carbono, Islandia podría considerar la expansión de sus infraestructuras actuales de energía hidroeléctrica y geotérmica. Además, el país podría investigar la posibilidad de integrar energía eólica y solar, que no han sido aprovechadas ampliamente hasta el momento, debido a su potencial para complementar las generadoras existentes. La implantación de nuevos proyectos de energía nuclear, conocida por ser una fuente estable y limpia, también podría ser una estrategia a largo plazo, que permitiría gestionar y estabilizar la carga energética a medida que se reduce la dependencia de los combustibles fósiles en otros sectores.
La historia de la generación de electricidad baja en carbono en Islandia ha sido una trayectoria de crecimiento constante, con hitos clave en diversas décadas. Durante los años setenta, Islandia realizó incrementos en su capacidad hidroeléctrica, como se evidenció en 1973 con un aumento de 0.5 TWh. A finales de los noventa, la energía hidroeléctrica volvió a expandirse junto con la incorporación significativa de energía geotérmica en 1999. La década del 2000 vio un marcado crecimiento con incrementos notables en 2006 y 2007. La energía hidroeléctrica alcanzó un aumento de 4 TWh en 2008, solidificando su dominio. Sin embargo, en 2024 se observó una ligera disminución en la generación tanto hidroeléctrica como geotérmica, lo cual resalta la necesidad de buscar fuentes alternativas que integren energía limpia, como la eólica y solar, para mantener e incluso aumentar la proporción de electricidad baja en carbono en el mix energético de Islandia.