En 2023, el consumo de electricidad en Arabia Saudita está profundamente dominado por los combustibles fósiles, que representan más del 98% de la generación total de electricidad. Dentro de esta categoría, el gas por sí solo abarca casi dos tercios de la electricidad generada. En marcadas diferencias, la cuota de electricidad baja en carbono es apenas del 1.36%, con la energía solar representando poco más del 1% del total. Esto significa que, en términos de producción de electricidad limpia, Arabia Saudita está todavía en las primeras etapas de transición hacia fuentes más sostenibles y limpias.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Arabia Saudita podría mirar ejemplos de países que han tenido éxito con diferentes tipos de energías limpias. Países como Francia y Eslovaquia, que generan más de la mitad de su electricidad a partir de la energía nuclear, demuestran que la inversión en plantas nucleares puede incrementar significativamente la producción de electricidad baja en carbono. Además, se puede aprender de Dinamarca y su vasta implementación de energía eólica, que proporciona casi dos tercios de su electricidad. El caso de los Emiratos Árabes Unidos también es relevante, dado que un quinto de su electricidad proviene de la energía nuclear. Estos ejemplos muestran que con el apoyo adecuado a la infraestructura y tecnologías pertinentes, Arabia Saudita podría diversificar y aumentar su generación de electricidad limpia.
Históricamente, Arabia Saudita ha mostrado un crecimiento incremental pero notable en su generación de electricidad baja en carbono en años recientes. Desde 2008 hasta 2017, la generación de electricidad solar fue prácticamente inexistente, sin ningún incremento registrado. Sin embargo, a partir de 2018, comenzaron a aparecer incrementos modestos en la producción solar, culminando en un aumento significativamente mayor en 2023 con 3.5 TWh. En cuanto a la energía eólica, aunque no hubo generación visible hasta 2017, un significativo aumento empezó en 2022 con un crecimiento de 1.4 TWh. Estos acontecimientos sugieren una creciente consciencia e inversión en tecnologías bajas en carbono por parte de Arabia Saudita, lo cual puede servir como base para futuros desarrollos en la diversificación de sus fuentes energéticas eléctricas.