En Arabia Saudita, la generación de electricidad está dominada abrumadoramente por el uso de combustibles fósiles. En 2023, más del 98% de la electricidad proviene del uso de estas fuentes, con el gas natural representando alrededor del 63%. En contraste, la generación de electricidad baja en carbono es bastante marginal, sumando solo un 1.36% del total. Dentro de esta modesta cantidad de electricidad limpia, la mayor parte proviene de la energía solar, que representa alrededor del 1% del total. La combinación energética actual resalta un gran desafío para Arabia Saudita: su dependencia de los combustibles fósiles y la necesidad de diversificar su matriz energética hacia fuentes más sostenibles y bajas en carbono.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Arabia Saudita puede mirar hacia países que han tenido éxito con la energía nuclear y eólica. Francia, por ejemplo, genera el 67% de su electricidad a través de la energía nuclear, mientras que Dinamarca obtiene el 59% de su electricidad mediante energía eólica. Estas experiencias internacionales demuestran que es posible una transición significativa hacia la electricidad baja en carbono. Además, el cercano Emiratos Árabes Unidos ha logrado un 20% en energía nuclear. Arabia Saudita puede aprender de estos ejemplos invirtiendo en infraestructura nuclear y eólica así como en políticas gubernamentales que incentiven la transición a una matriz energética más limpia.
Observando la historia de la electricidad baja en carbono en Arabia Saudita, la adopción ha sido lenta hasta hace poco. Desde 2008 hasta 2016, no hubo un aumento significativo en la generación de electricidad solar o eólica. Fue en 2018 cuando se registró un ligero incremento de 0.1 TWh en solar, pero fue en 2021 cuando la energía solar realmente comenzó a despegar, creciendo 0.6 TWh, y luego considerablemente más en 2023 con un aumento de 3.5 TWh. Por su parte, la energía eólica mostró un crecimiento significativo hasta 2022 con un aumento de 1.4 TWh. En los últimos años, Arabia Saudita parece estar comenzando a dar pasos significativos hacia la diversificación de su matriz energética, aunque el camino aún requiere un impulso mayor para equilibrar su dependencia de los combustibles fósiles con fuentes más sostenibles.