En 2022, el consumo de electricidad en Bahréin dependió casi exclusivamente de combustibles fósiles, específicamente gas, que constituía el 99.86% de la electricidad generada. Esto significa que la proporción de energía baja en carbono (limpia) fue prácticamente insignificante, representando menos del 0.2% del mix energético. Esta situación resalta una dependencia extrema de los combustibles fósiles, lo cual tiene implicaciones significativas tanto para el medio ambiente debido a las emisiones de gases de efecto invernadero como para la salud pública debido a la contaminación del aire.
Bahréin puede aprender de países que han tenido éxito en aumentar su proporción de electricidad baja en carbono. Por ejemplo, Francia genera más de la mitad de su electricidad a partir de energía nuclear (65%). Países con características geográficas similares, como Eslovaquia y Bulgaria, también han aprovechado la energía nuclear en gran medida (62% y 40%, respectivamente). Mirando más allá de la nuclear, países como Dinamarca y Uruguay han logrado generar más de la mitad y más de un tercio de su electricidad, respectivamente, a través de energía eólica. Estos ejemplos demuestran que invertir en energía nuclear y eólica podría ser una estrategia viable para Bahréin para diversificar su mix energético y reducir su dependencia de los combustibles fósiles.
A lo largo de la última década, Bahréin no ha presentado avances significativos en la generación de electricidad baja en carbono. Según los datos disponibles, desde 2016 hasta 2022, la generación de electricidad a partir de energía solar no ha experimentado ningún cambio, manteniéndose en cero teravatios hora (TWh) cada año. Esta falta de progreso subraya la urgencia de adoptar políticas energéticas más agresivas y proactivas que permitan la integración de fuentes de energía limpia como la solar y la eólica, así como el desarrollo de capacidades nucleares, para poner a Bahréin en el camino hacia un sistema energético más sostenible y seguro.