En el año 2022, el consumo de electricidad en Bahréin estuvo dominado casi por completo por combustibles fósiles, específicamente gas, que representó un 99.86% de su generación eléctrica. Esto significa que prácticamente toda la electricidad del país se generó utilizando gas, sin apenas contribuciones de energía baja en carbono. La dependencia de los combustibles fósiles plantea desafíos significativos, como las emisiones de gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático y los problemas de calidad del aire asociados.
Para diversificar su matriz eléctrica y aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Bahréin podría considerar adoptar enfoques exitosos de otros países. Por ejemplo, Francia y Eslovaquia han logrado generar más de la mitad de su electricidad mediante energía nuclear. Por su parte, Dinamarca ha aprovechado el viento para alcanzar un 59% de generación eléctrica limpia. Dado su clima y recursos limitados, Bahréin podría explorar la viabilidad de la energía solar, siguiendo ejemplos como Grecia y Emiratos Árabes Unidos, que han logrado generar aproximadamente una quinta parte de su electricidad a partir de fuentes solares y nucleares respectivamente. Integrar estas estrategias podría ayudar a Bahréin no solo a reducir su dependencia del gas, sino también a mejorar la sostenibilidad ambiental de su sector energético.
Mirando al pasado, es evidente que la historia reciente de Bahréin en cuanto a la producción de electricidad baja en carbono ha sido bastante estática. Desde 2016 hasta 2022, no hubo incremento en la generación de electricidad a partir de la energía solar, manteniéndose en cero teravatios-hora durante ese periodo. Esta falta de progreso sugiere la necesidad de una política más activa y comprometida hacia la adopción de tecnologías bajas en carbono. Invertir en infraestructura solar y considerar el desarrollo nuclear podría ofrecer una solución efectiva para avanzar hacia un futuro más sostenible y menos dependiente de los combustibles fósiles.