Actualmente, el consumo de electricidad en Bangladesh está dominado por combustibles fósiles. A lo largo de los últimos 12 meses, desde julio de 2023 hasta junio de 2024, más del 82% de la electricidad provino de fuentes fósiles. Gas y carbón constituyen la mayoría, con el gas aportando casi el 45% y el carbón más del 26% del total de la electricidad generada. Además, Bangladesh depende en un 16% de importaciones netas de electricidad. Las fuentes de electricidad baja en carbono, que incluyen principalmente energía solar e hidroeléctrica, representan solo un 1.58% del uso total, lo que indica una dependencia crítica en energías no limpias y una urgente necesidad de diversificación hacia fuentes más sostenibles.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Bangladesh puede aprender de ejemplos exitosos de otros países. Por ejemplo, Francia y Eslovaquia han alcanzado más del 60% de su electricidad a partir de energía nuclear, un proceso que Bangladesh podría considerar para una generación de electricidad sostenible a largo plazo. Uruguay y Dinamarca han tenido un éxito notable con la energía eólica, produciendo el 36% y el 61% de su electricidad respectivamente mediante esta fuente. Implementar políticas que fomenten la inversión en infraestructuras eólicas y solares puede ser clave. La experiencia de Portugal y Yemen con la energía solar, cada uno generando alrededor del 20% de su electricidad de esta manera, también ofrece lecciones valiosas para la diversificación energética.
Históricamente, Bangladesh ha tenido fluctuaciones en su generación de electricidad baja en carbono, principalmente a través de la energía hidroeléctrica. En la década de 1980, hubo incrementos modestos, pero también varias reducciones significativas, como en 1985 y 1986. En los años 1990 y 2000, la variabilidad continuó con cambios esporádicos en la producción hidroeléctrica. Más recientemente, en 2023, Bangladesh registró un pequeño aumento en la generación de energía solar, con un incremento de 0.3 TWh. Esta historia muestra la necesidad de estabilidad y expansión en las fuentes de energía baja en carbono para garantizar una transición efectiva y sostenida hacia una matriz energética más limpia.