En 2024, el consumo de electricidad en Bangladesh está marcadamente dominado por los combustibles fósiles, que representan más del 90% de la generación total de electricidad. El gas natural es la fuente principal, contribuyendo con más de la mitad de la electricidad generada, mientras que el carbón ofrece casi una quinta parte. Las importaciones netas contribuyen con menos del 10%. En contraste, la electricidad baja en carbono tiene una participación muy pequeña, cerca de ninguna, con apenas un 1.87% proveniente principalmente de la energía solar, que representa poco más de 1%. Esto destaca una gran dependencia de los combustibles fósiles, lo cual presenta desafíos medioambientales importantes, incluyendo el cambio climático y la contaminación atmosférica.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Bangladesh puede aprender de otros países exitosos en este ámbito. Observando naciones como el Líbano, donde más de un 30% de la electricidad proviene de la energía solar, o como Dinamarca, donde la mitad de la electricidad proviene de la energía eólica, Bangladesh podría adoptar estrategias similares. Además, desarrollar infraestructura de energía nuclear podría ser una vía a considerar, como se observa en países como Pakistán, donde un 13% de la electricidad proviene de energía nuclear. Invertir en energía nuclear y expandir el uso de energía solar y eólica puede ayudar a diversificar las fuentes de electricidad, reduciendo así la dependencia de los combustibles fósiles y sus efectos negativos.
Históricamente, la generación de electricidad baja en carbono en Bangladesh ha tenido altibajos, especialmente en términos de energía hidroeléctrica. En las décadas de los 1980s y 1990s, la electricidad generada por energía hidroeléctrica fluctuó con incrementos y descensos moderados hasta mediados de los 1990s. El nuevo milenio vio algunas caídas notables, como en 2007 y 2009. Sin embargo, en años recientes, la energía solar ha mostrado un crecimiento constante, con adiciones anuales de electricidad en 2022, 2023 y 2024. A pesar de estos avances, la contribución de la energía hidroeléctrica se mantiene modesta, sugiriendo la necesidad de diversificación y expansión en otras formas de electricidad baja en carbono, especialmente solar y potencialmente nuclear.